Los lefebvristas rechazan la “mano tendida” del Papa

La Fraternidad San Pío X no acepta las condiciones de Roma para levantar las excomuniones

(Antonio Pelayo) Con fecha de ayer, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX), fundada por el obispo excomulgado Marcel Lefebvre, hizo público, a través de su agencia informativa, DICI, el comunicado en el que rechaza la mano que Roma le ha acababa de tender para propiciar la vuelta de este movimiento tradicionalista a la unidad de la Iglesia católica.

Como se recordará, se cumplen 20 años de aquel triste 29 de junio de 1988 en que, en Econe (Suiza), el arzobispo francés Lefebvre consagró obispos a cuatro sacerdotes de su movimiento, incurriendo todos ellos en excomunión latae sententiae (es decir, automática), abriendo un nuevo cisma en la historia milenaria del catolicismo. Ha fracasado, al parecer, un último intento por cerrar esta herida abierta.

Los lefebvristas argumentan el “carácter bastante general, por no decir vacío, de las exigencias formuladas” por el Vaticano a través de la comisión Ecclesia Dei que preside el cardenal colombiano Darío Castrillón. Tampoco les ha gustado la “precipitación” y la “presión internacional” y “mediática” que ha acompañado este ultimátum, que fue dado a conocer de un modo, según ellos, “contrario a los usos”.

El 4 de junio se celebra un encuentro entre el cardenal Castrillón y monseñor Bernard Fellay, superior de la FSSPX, que agruparía -según sus fuentes- a medio millar de sacerdotes y a un largo medio millón de fieles en 30 países. Ambos tratan de resolver los problemas que impiden a este sector ultratradicionalista reintegrarse en la unidad de la Iglesia.

El 23 de junio, el vaticanista de Il Giornale, Andrea Tornielli, se hace eco de esta reunión, y al día siguiente publica en su blog las cinco condiciones que la Santa Sede exige a los disidentes para levantar las excomuniones. Transcribimos literalmente:

“1. Comprometerse a dar una respuesta proporcionada a la generosidad del Papa.

2. Comprometerse a evitar cualquier intervención pública que no respete la persona del Santo Padre o pueda ser negativo para la caridad eclesial.

3. Comprometerse a evitar la pretensión de un magisterio superior al Santo Padre y a no proponer la Fraternidad en contraposición a la Iglesia.

4. Comprometerse a demostrar la voluntad de actuar honestamente en plena caridad eclesial y respetando la autoridad del Vicario de Cristo.

5. Comprometerse a respetar la fecha -fijada para el final del mes de junio- para responder positivamente. Ésta será una condición exigida y necesaria como preparación inmediata a la adhesión para tener la plena comunión”.

Mano tendida

En su edición del 25 de junio, el periódico francés La Croix habla de un verdadero ultimátum de Roma a los lefebvristas y recoge la emoción que ha suscitado en Francia el anuncio de estas condiciones, en las que -notan algunos- no se hace ninguna alusión a la aceptación de los textos y decisiones del Concilio Vaticano II. Se recoge, además, una declaración del director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, que reproducimos íntegra: “El reconocimiento del Concilio Vaticano II -dice Federico Lombardi– como verdadero concilio ecuménico de la Iglesia y el reconocimiento de la validez de la Misa celebrada según la liturgia renovada por el Concilio no son absolutamente puestas en cuestión. Los cinco puntos citados por Tornielli, como efectivamente se nota en su misma formulación, deben ser considerados como las condiciones mínimas para que pueda haber una relación caracterizada por el respeto y la disponibilidad hacia el Santo Padre y por un espíritu eclesial constructivo. Son, pues, de otra naturaleza, y por eso no hacen referencia al concilio y a la liturgia, y no porque esos dos argumentos no sean fundamentales. Es evidente que el Papa desea tender la mano para que sea posible un retorno a la comunión pero para que esos pasos necesarios puedan realizarse es necesario que esta oferta, esta ‘mano tendida’, sea recibida con una actitud y un espíritu de caridad y de comunión. A esto es a lo que invitan los cinco puntos citados”.

Ya antes del rechazo de la FSSPX expresado en su comunicado, había elementos suficientes para considerar que la respuesta sería negativa.

Más información en el nº 2.620 de Vida Nueva.

Compartir