Carlos V ‘revive’ en Yuste

Una exposición celebra el 450º aniversario de la muerte y la  “gloria eterna” del Emperador

(Juan Carlos Rodríguez) Moría el César en Yuste, el heredero de Carlomagno, el nuevo Augusto que debía restaurar el reino de la justicia personificado por la mítica Astrea. Era 1558. El miles Christi, en quien Erasmo y Juan Luis Vives soñaron con ver encarnado el ideal irenista, deja el mundo que anhela dominar enclaustrado en un minúsculo monasterio jerónimo. Carlos V, en silencio y oración, cultiva su aguda percepción del tiempo, su pasión por los relojes y brújulas, mientras busca en la vía láctea el camino que lo acerque más aún al Dios para el que ha reinado en el Orbe. A punto de cumplirse 450 años de aquel día de San Mateo, 21 de septiembre.

“Es el momento de detener la mirada historiográfica en el análisis de los últimos años del Emperador en Yuste, de la trascendencia política y artística de las ceremonias organizadas a su muerte y de la imagen posterior ligada en gran medida a la ideología imperial entonces difundida”. Habla Carmen García-Frías, conservadora de Pintura Antigua de Patrimonio Nacional y comisaria de la exposición Carlos V en Yuste: Su muerte y gloria eterna, que inaugura el proyecto Yuste 2008. Primera cita, entre el 18 de junio y el 1 de septiembre, de un año pródigo en celebraciones en el Monasterio de Yuste, al celebrarse también el sexto centenario de la firma, en 1408, de la cédula de constitución de la comunidad Jerónima y el 50 aniversario del regreso al Monasterio, en 1958, tras haberlo abandonado en 1809 como consecuencia de la Guerra de la Independencia.

Las imágenes, los objetos y las lecturas que iluminaron tanto el otium como el negotium de su período final de retiro en Yuste, las ceremonias funerarias organizadas en sus principales dominios y la imagen política e histórica a que dio lugar su trayectoria regresan al monasterio jerónimo para recrear el esplendor de la vida y la modestia de la muerte. Las piezas elegidas, de entre las colecciones de Patrimonio Nacional, para esta exposición, inaugurada por Su Majestad el Rey, son todo un hallazgo: el retrato de Carlos V de Juan Pantoja de la Cruz, la copia del retrato de doña Leonor de Austria de Antonio Moro, el retrato anónimo de Juanelo Turriano, el lienzo de Cristo con la Cruz a cuestas de Coxcie, la gotera de cama con historia de David y Betsabé, el Breviario y el altar portátil, el lienzo Los últimos momentos de Carlos V, de Joaquín Herrer… y que se exponen en la sacristía del monasterio. “La selección son testimonios relevantes y evocadores del verdadero ambiente en el que vivió el Emperador en su retiro”, resalta García-Frías. En la selección, de hecho, están objetos originales que aparecen en la referencia documental del Inventario de los bienes que quedaron de su Majestad en Yuste al tiempo de su fallecimiento, realizado el 19 de noviembre de 1558, así como alguno equivalente de la propia colección imperial, pero que estaba depositado en la fortaleza de Simancas, hoy Archivo Histórico Nacional. Con ello, se trata de hacer un repaso de las distintas colecciones que el monarca llevó desde Bruselas a Yuste, ya que es aquí donde se reflejan de manera más clara las preocupaciones personales de Carlos V en su retiro. Por eso, el discurso expositivo es  cronológico: 1. La abdicación imperial, 2. El viaje a España, 3. La estancia en Yuste, 4. La muerte de Carlos V y su gloria eterna.

Hay, aquí, un espacio para narrar sus lecturas de meditación y su preparación para la muerte. Por otro lado, la exposición emplaza sus aficiones más queridas, cultivadas en Yuste: la astronomía, los relojes, la historia y el estudio de la naturaleza. “Por vez primera, Patrimonio Nacional va a exponer al público ediciones interesantes de libros relacionados con la biblioteca reunida por Carlos V en Yuste, desconocidas para el gran público”, insiste Carmen García-Frías.

Eco en los siglos posteriores

La muestra tiene un hueco, también, para el eco que Carlos V ha seguido teniendo por los siglos de los siglos, de ahí que se exponga, por ejemplo, el conocido lienzo de Benito Mercadé del encuentro de Carlos V con don Juan de Austria en Yuste, hoy en el Palacio de Riofrío de Segovia y que, con motivo de estas efemérides permanecerá definitivamente en el Palacio de Carlos V del monasterio extremeño después de la exposición. “En la encrucijada de Flandes e Italia, los dos grandes polos de la cultura europea desde la Baja Edad Media -ha escrito García-Frías-, aquel soberano en apariencia tan contradictorio, presidió la configuración de la Monarquía que habían de regir sus sucesores de la casa de Austria. Los avatares y las contradicciones, reales o aparentes, que encierra ese proceso histórico desbordan los límites convencionales de un reinado y de una trayectoria biográfica, como reflejan las características del retiro elegido por un monarca tan singular al final de sus días y la imagen que de él empezó a construirse con especial intensidad a partir su muerte”.

Por ello, Patrimonio Nacional afronta el 450 aniversario de ésta con una reflexión sobre las múltiples dimensiones comprometidas por ese hecho. La ocasión parece aún más oportuna, tras la gran cantidad de estudios y actividades de diversa índole y calidad suscitada hace pocos años por la conmemoración del 500 aniversario de su nacimiento. No será, por tanto, esta exposición el único testimonio que este año exhibirá la importancia histórica de Yuste por su íntima vinculación al destino de Carlos V, Europa y la orden jerónima. El delegado de Patrimonio Nacional en el Real Monasterio de “San Jerónimo de Yuste”, Francisco Javier Pizarro, resalta, entre las muestras programadas, la importancia de Yuste, Arte y Patrimonio, que entre septiembre y noviembre se celebrará en el Monasterio para reunir por primera vez el patrimonio disperso relacionado con el mismo. Y, a renglón seguido, una tercera muestra, entre diciembre y enero de 2009, consistirá en la exposición de un belén histórico con figuras napolitanas del siglo XVIII, colofón de un programa muy amplio de actividades, desde las eminentemente culturales a las de un carácter más ‘popular’, para dar satisfacción a “todos los gustos” de quienes quieran conmemorar estas efemérides y reconocer la importancia del Real Monasterio. Conciertos, cursos, conferencias, la edición y presentación de diversas publicaciones, la promoción de la vía histórica Ruta de Carlos V, entre Laredo (Cantabria) y Yuste, la posibilidad de recuperar la Casa de don Juan de Austria en Cuacos de Yuste para abrir el Museo de don Juan de Austria y el apoyo a la candidatura de Cáceres a la Capitalidad Cultural Europea de 2016.

Objetivo: 200.000 turistas al año

Conseguir que visiten el Monasterio de Yuste unos 200.000 turistas al año es el objetivo del presidente del Consejo de Administración de Patrimonio Nacional, Yago Pico de Ocaña. Eso sí, para que se incremente el número de turistas en este enclave, Patrimonio Nacional, junto con el Ministerio de la Vivienda, está rehabilitando íntegramente el monasterio en unas obras que se terminarán en 2009 y que se centran en el acondicionamiento de todas las dependencias del mismo, pero “preservando el esquema básico religioso que tiene allí la comunidad jerónima para que tengan mejores estancias los frailes”. El actual convento y palacio de Carlos V se reconstruyó en los años 40 del siglo XX sobre las ruinas del viejo monasterio que sirvió de residencia al Emperador en los dos últimos años de su vida, y que era heredero de la primitiva ermita de El Salvador, de la cual se tienen datos desde el 714. Un convenio en 2006 entre Patrimonio Nacional, la Junta de Extremadura y la Orden Jerónima convirtió el convento en Real Sitio, consolidándose como sede de la Fundación Academia de Yuste, que otorga el Premio Europeo Carlos V.

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