El IEME marca sus prioridades pastorales para el futuro

Ismael González ha sido elegido nuevo director general en la Asamblea General celebrada en Madrid

(Marina de Miguel) No ha sido una decisión fácil, supone mucha responsabilidad ante el IEME y la Iglesia española”. Con estas palabras, Ismael González Fuentes reconocía a Vida Nueva el esfuerzo que supone su nombramiento como director general del Instituto Español de Misiones Extranjeras, en sustitución de José Antonio Izco. “Es una cruz pesada, pues ­somos 200 sacerdotes extendidos por América Latina, África y Asia. Afortunadamente, la Dirección General trabaja de forma democrática y el peso se reparte”.

Misionero palentino en la diócesis de Osaka (Japón), le preocupa la falta de savia nueva. “Nos vamos haciendo mayores. En las misiones trabajamos en pequeños equipos y nos vamos quedando sin gente, porque no hay reemplazos. En España faltan vocaciones”.

Para solucionar esta situación, cree clave la “animación misionera” y la responsabilidad de los obispos en la evangelización del mundo puesto que, aunque admite que las diócesis padecen esta escasez, “desde la pobreza, tenemos que dar, compartir”. Junto a ello, ve importante “apoyar al clero local de las tierras de misión”, para así impulsar el aumento de vocaciones que se está dando en Asia, África o Latinoamérica.

La X Asamblea General del IEME, celebrada entre el 12 y el 30 de mayo en Madrid, también acordó los nombramientos de José María Rodríguez, Francisco Ortega López, José Antonio Arroyo, Fausto Franco Martínez, y Jesús Álvarez como miembros del equipo directivo de Instituto misionero.

Prioridades pastorales

Al constatar que la misión, “inalterable en su fuente y en su centralidad de Cristo, evoluciona en estilos, acentos y conciencia”, los asambleístas marcaron las prioridades de la pastoral para los próximos años. “En América Latina y el Caribe, más aún que recursos, ayudas y medios, lo que la gente busca es a Dios. Por eso, los misioneros deben hacerse pan partido y repartido, encarnándose con misericordia entre los pobres, al estilo de Cristo, en orden a que vivan una vida digna de los hijos de Dios”, señalan. Aunque admiten que en Asia los misioneros españoles son “casi imperceptibles”, el reto es “testimoniar con paciencia y alegría, aprendiendo también de su sabiduría, siendo luz y sal de Evangelio”.

Con respecto a África, el papel del IEME es “contribuir a que surja una Iglesia samaritana, de estructuras sencillas y autosostenibles, una Iglesia más profética”.

La espiritualidad de los sacerdotes diocesanos asociados para la misión universal es otro de los aspectos marcados por la Asamblea. Por eso, reforzarán “los procesos de una formación permanente que nunca acaba y estimularán los esfuerzos para asegurar una auténtica vida en equipo entre los mismos misioneros”.

 

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