La Iglesia paraguaya urge a la pacificación

La diócesis de San Pedro pide soluciones al problema de la ocupación de tierras

(J. L. C.) Las ocupaciones por la fuerza de tierras sólo pueden generar más violencia y desembocar en enfrentamientos fratricidas entre los paraguayos. Así lo advertía la diócesis de San Pedro Apóstol en presencia del que fuera su obispo y hoy presidente del país, Fernando Lugo, que asistió recientemente a la misa dominical en la ­catedral.

En un extenso comunicado, firmado por su actual pastor, Adalberto Martínez, y leído durante la celebración, esta Iglesia local hace un llamamiento a la racionalidad, la cordura y la pacificación a todos los actores sociales y políticos del departamento de San Pedro, y pide soluciones urgentes al problema de la tierra, objeto de continuas invasiones por parte de campesinos ‘sin tierra’. Tanto las últimas ocupaciones de propiedades privadas como las amenazas de proseguir con estas acciones, así como los gestos y declaraciones que atentan contra al Estado de derecho, no construyen la paz social y crean peligrosos e innecesarios antagonismos en esta etapa de transición que vive Paraguay, dice la nota.

Si bien la Iglesia de San Pedro reconoce que existen reivindicaciones justas e ineludibles respecto al campo y la imperiosa necesidad de acometer una reforma integral, admite que, en los casi tres meses que median entre la salida de un Gobierno y la toma de posesión del otro, no se podrán improvisar soluciones integrales y satisfactorias al problema.

Insiste el mismo texto en que la concentración y la injusta distribución de la tierra deben ser corregidas con urgencia por parte del Estado, a través de los mecanismos constitucionales, porque mantenerlas o tolerarlas es una “forma grave de violencia estructural contra amplios sectores de la población rural de compatriotas desposeídos y desarraigados”. En este sentido, denuncia la permisividad del Estado ante el avance imparable de compradores de grandes extensiones de tierra, criollos o extranjeros, que con su explotación mecanizada y a gran escala de los cultivos marginan o anulan a los pequeños agricultores.

Finalmente, la Iglesia invita al diálogo y a elaborar “amplios acuerdos de reforma agraria global, marcando etapas y plazos de soluciones esenciales que ayuden a superar la pobreza, el subdesarrollo y las exclusiones sociales”. Un proceso que debería encarar el próximo Ejecutivo sin prisa pero sin pausa, y siempre “en el marco del respeto a las leyes”.

Durante la Eucaristía se vivió un momento emotivo cuando el sacerdote local Celso Mena le dedicó a Lugo la canción Mi patria soñada, de Carlos Miguel Giménez, para que no olvide el compromiso asumido con el pueblo paraguayo.

 

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