Asurmendi: ¿Para qué ha servido este acto criminal?

El obispo de Vitoria condena a ETA y a sus colaboradores en el funeral del guardia civil Piñuel

(M. Arrivi) Para qué ha servido este acto criminal? ¿Con estas acciones se sirve al bien del pueblo vasco? ¿Hasta cuándo va a durar entre nosotros la lacra del terrorismo?”. Con estas preguntas, pronunciadas desde la más profunda consternación, el obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, mostró una vez más el firme rechazo de la Iglesia al atentado cometido por ETA, que el 14 de mayo se cobró la vida del guardia civil Juan Manuel Piñuel Villalón, de 41 años.

Durante el funeral, celebrado el día 15 en la catedral de la capital alavesa, el prelado vasco se hizo eco de la “sensación de hartazgo que sienten millones de personas ante un nuevo atentado criminal, que se une a cientos de actos similares a lo largo de cuarenta años de terrorismo de ETA”. “Es de justicia condenar el atentado terrorista que ha segado la vida de Juan Manuel Piñuel, condenar a sus autores materiales, sus inspiradores y colaboradores directos e indirectos”, prosiguió en presencia de los Príncipes de Asturias, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, el lehendakari Juan José Ibarretxe y diversos representantes sociales y políticos que quisieron acompañar y ofrecer su consuelo a los familiares, amigos y compañeros de la víctima.

Durante su homilía, en la que recordó que “la persona humana es fin en sí misma y digna de respeto”, tuvo palabras de “condolencia, respeto y reconocimiento” a la Guardia Civil que, a pesar de sufrir un “dolor desgarrador” por ver morir a un nuevo miembro de su Instituto asesinado, “mantienen la dignidad y su compromiso de servicio a España, a las personas y a la convivencia pacífica”. 

Al día siguiente, con semejante emoción y dolor, los vecinos de Málaga dieron el último adiós al infortunado agente que, aunque natural de Melilla, tenía allí su residencia. “Cuando acababa de estar con vosotros, sus seres queridos, y de ver sus sueños al alcance de la mano, unas manos crueles y una ideología asesina le han quitado la vida y os han quitado la paz y la alegría”, expresó el obispo de la diócesis, Antonio Dorado.

Golpe a la cúpula etarra

Cuando no se cumplía una semana del atentado, ETA volvió a demostrar que, como dijo la CEE en su comunicado de condena, “es la más grave amenaza contra la paz”. La banda colocó el día 18 una camioneta bomba frente al Club Marítimo de Getxo (Vizcaya), cuyo objetivo era amenazar a los empresarios y la clase política vasca que frecuentaba el local. El artefacto dejó importantes daños materiales en la zona.

Días después, el 20, la Guardia Civil, en colaboración con la Gendarmería francesa, asestó un duro golpe a la banda terrorista con la detención en Burdeos (Francia) de cuatro presuntos miembros, entre los que se encuentra Francisco Javier López Peña, considerado el ‘número uno’ de la organización.

 

 

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