Fallece el cardenal colombiano Alfonso López Trujillo

El que fuera arzobispo emérito de Medellín era desde 1990 presidente del  Consejo Pontificio para la Familia

(Gustavo Vélez– Medellín) El cardenal colombiano Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, falleció el día 19 en Roma a los 72 años de edad. Titular de Boseta, el purpurado llega a Medellín como arzobispo coadjutor el 22 de mayo de 1978. Al año siguiente, ya es arzobispo titular, por renuncia de Tulio Botero, quien pastoreaba esta arquidiócesis desde 1957. Fue éste un prelado conciliador, que vivió sabiamente las crisis de la transición postconciliar.

El nuevo arzobispo tenía apenas 44 años. Hernando Barrientos, el sacerdote que le dio la bienvenida en nombre del clero medellinense, le hizo notar su juventud, urgiéndole respetuosamente a dejarse acompañar de los mayores. Y terminaba su discurso: “Excelentísimo señor, le presento aquí unos excelentísimos amigos”.

Esta meta de una cordial amistad no se logró en los 12 años que monseñor Alfonso estuvo entre nosotros. Sus dotes organizativas, su enorme capacidad de trabajo, su inteligencia brillante y dinámica dieron a esta Iglesia un empuje inusitado. De la nada surgieron numerosas parroquias en las áreas más pobres. Nuevas estructuras pastorales arroparon todo el quehacer de la Iglesia particular.

Muy pronto el prelado se rodeó de un grupo selecto de sacerdotes, pero la mayoría permaneció a distancia, sin gozar nunca de un diálogo fraterno. Se le miraba como un ejecutivo extraordinario, pero a través de sus atuendos no afloraba el pastor. Hubo épocas de mucha angustia entre el clero. Algunos sacerdotes muy prestantes emigraron a otras diócesis y los más sufrieron en silencio.

Polémico y amenazado

La voz de López Trujillo, que se alzaba a nivel continental en contra de la teología de la liberación y otras desviaciones teológicas, resonaba más fuerte en la arquidiócesis, anatematizando actitudes y personas. No surgió, sin embargo, ningún movimiento organizado contra el arzobispo. Muy pocos sacerdotes se enfrentaron directamente con él, mientras personajes de Iglesia de otras latitudes se hicieron presentes de forma clandestina, tratando de orientar la situación.

Se habló de amenazas de la guerrilla. Hubo un misterioso asalto a la Curia por parte de encapuchados y también presencia de algunos subversivos en el seminario. Se decía que el arzobispo corría de veras peligro. Otros negaban la importancia de estos rumores.

Pero, cuando en octubre de 1989 el obispo de Arauca, Jesús Emilio Jaramillo, fue asesinado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la Santa Sede tomó cartas en el asunto. El cardenal fue trasladado a Roma como presidente del Consejo Pontificio para la Familia.

No es justo demeritar las ejecutorias de este prelado, pues la historia de cada mortal se compone de luces y sombras. Pero vale la apreciación de un anciano sacerdote: “Mire usted, este señor nació en un hogar de cuatro hermanos, cuya madre murió cuando estaban muy pequeños. A este obispo le faltó ternura”.

La Iglesia que peregrina en Medellín, clérigos y laicos, ha orado por él, haciendo suyas las palabras de pésame del Papa: “Su dilatada labor ministerial es un claro testimonio de su profundo amor a la Iglesia y su dedicación a la noble causa de los valores de la familia cristiana”.

Desde la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), su presidente, Luis Augusto Castro, afirmó en un comunicado que la muerte del cardenal López Trujillo “constituye una pérdida muy grande para el Episcopado y la Iglesia de Colombia, a la que sirvió con generosidad y entrega apostólica como sacerdote, obispo auxiliar de Bogotá, arzobispo coadjutor de Medellín, arzobispo de Medellín, y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (1987-1990)”.

Entre 1972 y 1979 fue secretario general del CELAM, organismo del que también fue presidente de 1979 a 1983, año en que fue creado cardenal por Juan Pablo II. Participó, además, en las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida.

Los arzobispos Iván Antonio Marín López (Popayán), vicepresidente de la CEC, y Víctor Manuel López Forero (Bucaramanga), así como el auxiliar de Medellín, Víctor Ochoa, y un buen grupo de sacerdotes se han hecho presentes en Roma para acompañar las exequias del cardenal fallecido, cuyos restos recibieron cristiana sepultura el día 23 en la iglesia de Santa Ana de la capital italiana.

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