Otras caras y nuevos acentos en la ciudad del acueducto

Los inmigrantes suponen cerca del 10% de la población total de Segovia

(Juan M. Castelblanque) Gran parte de la historia del mundo se describe a través de la migración. Desde siempre, ante las situaciones de inseguridad económica, política o social, el hombre ha sido capaz de asumir la aventura de marchar lejos de su tierra en busca de un nuevo contexto donde poder hacer realidad sus sueños. En el pasado fueron los españoles los que, ante diversas dificultades, apostaron por cruzar las fronteras en busca de un futuro mejor; ahora son otros los que reclaman ese mismo derecho. España se ha convertido en un receptor de inmigrantes que buscan aquí lo que sus naciones les niegan.

Esta realidad es vivida con intensidad en Segovia, provincia que en los últimos siete años ha aumentado su población en casi un 10%, la mayor parte inmigrantes, para pasar de los 146.613 habitantes que tenía a comienzos de este siglo a los 159.322 contabilizados en 2007.

Desde el comienzo del proceso migratorio, el ciudadano segoviano pasó por diferentes etapas. “Al principio se mostraba extrañado al comprobar cómo, poco a poco, por la calle se iban viendo cada vez más personas con otras vestimentas, se escuchaban otras lenguas, nuestro vecino tenía costumbres diferentes o cómo en los portales había olores de comidas no habituales”, recuerda Begoña Tardón, miembro del equipo de comunicación de Cáritas Segovia. Esta extrañeza inicial fue disminuyendo de forma paulatina hasta llegar a la situación actual, en la que muchas instituciones públicas y privadas, grupos, ONG y parroquias acompañan todo este proceso migratorio.

Cáritas Diocesana de Segovia, junto con la Pastoral de Migraciones, lleva ayudando al colectivo de inmigrantes desde 1992. Entonces, las personas que se acercaban a Segovia eran todas de nacionalidad polaca; en la actualidad, la bolsa de inmigrantes más importante es la búlgara (5.533), seguida a mucha distancia por la marroquí (2.044), polaca (1.741), rumana (1.546) y colombiana (921).

En 1999, Cáritas comenzó a trabajar, en colaboración con las Religiosas de María Inmaculada, en la alfabetización de adultos y clases de español. Paralelamente se facilitaba la acogida y el acceso a los recursos para los recién llegados. Hubo también otras acciones pastorales, como encuentros ecuménicos, y se creó un servicio de asesoramiento jurídico.

“Segovia capital ha cambiado mucho, de ser una ciudad muy familiar ha pasado a ser una urbe mucho más impersonal. De ser una ciudad envejecida, donde el porcentaje de personas mayores era muy elevado, y donde los jóvenes se marchaban a trabajar a otras ciudades más grandes, dejando un gran vacío poblacional, a ser una ciudad con niños y jóvenes, gracias a los inmigrantes”, comenta Tardón.

Riesgos del desconocimiento

“Tras años de trabajo con la población inmigrante, vimos la necesidad de dar un paso más, y así nació el Centro Intercultural Asiri”, señala Lidia Soria, peruana y coordinadora del centro, para quien “existe un gran desconocimiento de las diferentes culturas, lo que fomenta estereotipos, normalmente negativos, que provocan desarraigo e incomprensión”.

‘Asiri’ quiere decir ‘sonrisa’ en la lengua quechua peruana. “La sonrisa es un gesto universal, que denota alegría, tranquilidad, acercamiento y confianza. Por eso éste es el nombre del centro, para que sea un lugar de cercanía y que cuando se hable de él, sea con una sonrisa en la cara”, añade Begoña Tardón.

El objetivo de Asiri es ofrecer un espacio donde se encuentren y conozcan las diferentes culturas que forman la sociedad segoviana. Para conseguirlo se ofrecen distintos servicios formativos, lúdicos, informativos y de relación. En definitiva, se pretende conseguir un centro con vida cultural que pueda servir de referencia, tanto a inmigrantes como a españoles interesados en la interculturalidad.

Son numerosas las personas que agradecen a Cáritas la creación de este centro, entre ellas, Modesta y Anna (nombres ficticios porque prefieren no identificarse, tampoco en fotos). Modesta es una mujer boliviana de 25 años que lleva viviendo en España media década. Trabaja cuidando niños y vive con su marido y su hija, aunque no termina de acostumbrarse y le gustaría volver a su tierra, con los suyos. Al principio sintió prejuicios por parte de algunas personas y en algún momento se sintió mal. El centro lo define como un lugar donde “olvidas las penas disfrutando y conociendo a otras personas, ¡que no se pierda!”.

Diferente es el caso de Anna, rumana de 38 años y ciudadana de Segovia desde hace 15. Vive con su marido y sus dos hijos y se siente totalmente integrada. Asegura que no ha tenido problemas de adaptación al sentirse rodeada de buenas personas: “Yo personalmente no he sufrido racismo, aunque veo prejuicios por parte de algunos españoles en sus comentarios”. Respecto a la apertura del centro, se alegra: “¡Ha sido toda una idea! Aquí podemos conocernos, charlar, y lo más importante, olvidar por un momento nuestras penas”.

Son muchos los problemas que se encuentran los inmigrantes, uno de los más acuciantes, la vivienda. “Los pisos de alquiler son pocos, viejos y con precios elevados, por lo que se comparten y realquilan habitaciones, lo que produce el hacinamiento en las casas”, señala Begoña Tardón. En cuanto al empleo, la mayoría encuentra su trabajo en la construcción, la industria, la hostelería, el comercio, el campo o de servicio en las casas.

Lo más importante “es que no existe una cultura buena o mala, sólo son diferentes, y eso es lo que se quiere poner sobre la mesa en el centro de Cáritas, ser un espacio familiar, de encuentro y de intercambio”, remarca Soria.

Compartir para enriquecer

Los objetivos del centro intercultural Asiri son proporcionar un lugar de encuentro y convivencia entre los inmigrantes y los españoles, promover las relaciones interculturales como medio de enriquecimiento mutuo y dar a conocer a la población segoviana las distintas culturas que se dan cita en la provincia. Para lograrlo, Asiri desarrolla las siguientes actividades y servicios:

Clases de español: con tres niveles diferenciados, de iniciación, medio y de perfeccionamiento.

Ludoteca: para que las personas que quieran participar en las actividades del centro puedan dejar a sus hijos con un voluntario preparado. Actividad  desarrollada en coordinación con la Asociación de Bulgaria.

Asesoría jurídica: se ofrece asesoramiento jurídico referente a la tramitación de documentos o pedida de permisos.

Espacio para el encuentro y la acogida: espacio donde las personas se pueden acercar para hablar, charlar y desahogarse.

Habilidades sociales para la búsqueda de empleo: ofrece información veraz sobre derechos y obligaciones de los trabajadores y crea espacios de diálogo e intercambio de experiencias.

Taller básico de primeros auxilios: enseña primeros auxilios para el trabajo con las personas mayores.

Taller de bailes del mundo: favorece el conocimiento de diferentes culturas a través de su folclore y bailes típicos.

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