‘El pan de los ángeles’, alimento para el espíritu

(Juan Carlos Rodríguez) Es una de las sensaciones del año: El pan de los ángeles, de Boticelli a Luca Giordano, la exquisita exposición que la Galería de los Uffizi ha trasladado al CaixaForum de Madrid. Un total de 45 obras maestras de los siglos XV al XVII. Aunque no es una mera sucesión de obras del Renacimiento al Barroco, sino que sigue el itinerario de la Salvación, desde Adán y Eva al Nuevo Testamento. La exposición cuenta, por tanto, una historia: la del sacrificio de Cristo que redime a los hombres del pecado.

“Es emocionante para los cristianos, pero los no creyentes también pueden emocionarse porque son obras que suman cultura e historia. Vivimos en una sociedad muy laica, pero nuestro origen es el cristianismo. No hay que olvidarlo”, explica su comisario y director de la Galería de los Uffizi, Antonio NataliPintura sacra, artistas mayúsculos y un museo de referencia mundial. Es la primera vez que se presenta en España una exposición de obras maestras de la Galería de los Uffizi, la gran pinacoteca de Florencia que se enriqueció con obras procedentes de iglesias y conventos de la Toscana. Algunas de estas piezas, de excepcional calidad, nunca antes habían sido expuestas fuera del palazzo de los Médicis. Entre ellas, se encuentran, joyas como la Madonna de la logia, de Botticelli, y de otros grandes maestros, como Signorelli, Parmigianino, Luca Giordano, Allori y Battista Naldini. Estarán en CaixaForum hasta el 25 de mayo.

El pan de los ángeles parte del misterio de la transustanciación, del pan y el vino convertido en cuerpo y sangre de Cristo. “Es un recorrido espiritual”, añade Natali. Y es que el espectador transita, a partir de tres tapices magnos, ante obras como Sacrifico de Isaac, de Livio Mehus, y escenas que anticipan el sacrificio de Cristo, desde La creación de Adán, una maravilla de Jacopo da Empoli, y La caída del maná, alimento divino, de Fabrizio Boschi, hasta las diversas interpretaciones de la anunciación de la Virgen, que culmina con Natividad con los pastores, de Il Moretto; Virgen con niño, de Francesco Mazzola Il Parmigianino, y una Sagrada Familia atribuida a Michele di Rodolfo, antesalas del famoso cuadro de Boticelli.

Y se cierra con la Subida al calvario, de Luca Giordano; La última cena de Bonifacio de Pitati, y, como colofón excepcional, la Virgen desfallecida con los símbolos de la Pasión de Cristo (1581), la gran obra de Alessandro Allori, en la que la Virgen aparece junto a los símbolos de la Pasión y mira un cáliz con la sangre de Cristo sobre un verso de Dante: “No se piensa en cuánta sangre cuesta”. Natali lo tiene claro: “Es el más emblemático y simbólico de esta exposición. Todo el resto no tendría sentido si no se cierra con esta pieza”.

Cultura, historia y fe

Una exposición que no deja indiferente a nadie. “Desprende sufrimiento, amor y ternura, pero también emoción y misterio”, según Natali. Y en el que la continuidad del relato bíblico encuentra un correlato plástico en la evolución de las formas, desde la simplicidad del clasicismo de Giovanni Mannozzi en su Expulsión del paraíso, hasta la exaltación del Barroco, con escenas más propias de una ópera italiana, como define el comisario al Entierro de Cristo, pintado por Emilia Savonanzi.

Aunque, según el comisario florentino, parte de un enfoque muy laico. “Ésta es una exposición también para los no cristianos. La fuerza didáctica no reside en volver a decir lo que uno sabe, sino en ilustrar algo que aunque no se lo crean, existe para los no católicos. Estamos hablando de cultura e historia”, apostilló Natali. Y, sobre todo, de fe: “Estoy encantado de que esta exposición haya venido a Madrid –señala–, donde creo que la temática es más importante que en Italia”.

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