Zapatero tomará las riendas de las relaciones con la Iglesia

El cardenal Rouco felicita a Zapatero tras su victoria en las elecciones generales del 9 de marzo

(José Lorenzo) Por primera vez en bastante tiempo, y aunque sólo sea porque lo exigen las buenas formas institucionales, el cardenal Antonio María Rouco Varela y el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, se han intercambiado en los últimos días felicitaciones y parabienes.

A las del presidente del Gobierno en funciones remitidas al arzobispo de Madrid por su elección como presidente de la CEE, le han seguido ahora las de éste a Zapatero tras su triunfo en las elecciones generales del 9 de marzo. En una carta enviada al día siguiente de la victoria socialista, el cardenal Rouco, junto con el secretario general de la CEE, reitera, en nombre de todos los obispos, su disposición “para colaborar sinceramente con las autoridades legítimas del Estado en orden al mejor servicio del bien común”, un calco de lo afirmado por el cardenal gallego en su alocución ante la prensa el día de su elección, el 4 de marzo. Asimismo, el arzobispo de Madrid, y su auxiliar, le aseguran a Zapatero “nuestra oración para que el Señor le conceda su luz y su fuerza en el desempeño de las altas responsabilidades que le encomienda el pueblo español, al servicio de la paz, la justicia, la libertad y el bien común de todos los ciudadanos”.

En la CEE, tras una legislatura marcada por los desencuentros con el Gobierno, hay voluntad sincera de acercamiento al nuevo Ejecutivo, lo que no significa que vayan a desaparecer las graves discrepancias de fondo que hay con algunas leyes socialistas, ni que estas diferencias no puedan aumentar según el sesgo que Zapatero imprima a su gobierno.

Pero si parece que hay voluntad, la verdad es que escasea el optimismo en la Casa de la Iglesia, en Madrid, donde hoy por hoy se ve difícil que se produzca ese acercamiento. Al cierre de esta edición, por ejemplo, Zapatero no había acusado recibo de la misiva de la CEE. Es más, en un programa de televisión reconoció que ni la había leído, dado que tenía otros compromisos más urgentes. ¿Se trata del primer capítulo de cómo poner “los puntos sobre las íes” a la Iglesia, como anunció en vísperas de las elecciones? Quizás. Para saberlo realmente, habrá que esperar a ver cuándo asistirá Rouco a la Moncloa. Si, en este caso, el encuentro de cortesía entre ambos líderes se produce antes de verano, sería una buena señal. Si no, una demostración palmaria de que “se quiere colocar a la Iglesia en su sitio”, demostrándole que no le corresponde el protagonismo que tuvo en la pasada legislatura.

ZP toma las riendas

Las fuentes consultadas por Vida Nueva creen que en la nueva legislatura que se abrirá en la segunda quincena de abril habrá menos presión y conflicto con la Iglesia, pero no dudan tampoco de que vaya a darse un pulso continuado. Y un reforzado Zapatero –que, junto con otros dirigentes socialistas se ha dado cuenta de que fue un error desdeñar el peso ­político de la Iglesia– querrá ahora llevar directamente las riendas en algunos temas, máxime tras la elección del cardenal Rouco.

No sería lo más inteligente tocar ahora, como se amenazó, el tema de la ayudas económicas a la Iglesia, máxime tras la reciente firma de un acuerdo histórico en ese sentido; tampoco sería conveniente hacer oídos a los gritos de quienes piden revisar los Acuerdos Iglesia-Estado, palabras mayores para un Zapatero que acaba de asegurar que estos próximos cuatro años se dejará de “aventuras”. Y una aventura podría ser la renovación de la Ley de Libertad Religiosa, propuesta metida con calzador en el último programa electoral, y de la que se cumplen 30 años en 2010. ¿Es conveniente reformar ahora la ley orgánica que mayor consenso ha cosechado en la historia de nuestra reciente democracia?, se preguntan algunos.

Tampoco se prevén grandes modificaciones en el tema del aborto, cuestión que no sólo tiene dividida a la clase política, sino a la propia sociedad, división que, como los socialistas se encargaron de comprobar, no existía en el tema de los ‘matrimonios’ homosexuales. Así pues, se puede dar un rodeo sobre este avispero introduciendo, mediante decreto, algún aspecto para mejorar la seguridad jurídica y protección de la intimidad de las mujeres.

Los mayores escollos se prevén en el tema de Educación para la Ciudadanía, donde la entrada en vigor de la materia en las comunidades autónomas –a las que se dio un margen de aplicación de dos años– puede hacer que se disparen las objeciones, que, como se sabe, cuentan con el respaldo de la CEE y a las que se sumaría con entusiasmo el PP. Y, junto a ello, habrá que seguir con atención los contenidos de la anunciada Ley Integral de Igualdad de Trato y contra la Discriminación –muy importante para Zapatero–, cuyas propuestas sobre género, orientación sexual y discriminación religiosa pueden chocar con la CEE. Así pues, ¿cuánto durarán los parabienes?

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