Paso adelante en las relaciones Vaticano-Islam

Destaca la creación del Foro Católico-Musulmán a iniciativa de la Santa Sede y el Islam moderado

(Antonio Pelayo-Roma) Continuidad, paciencia y claridad son las líneas sobre las que Benedicto XVI quiere avanzar en el delicado camino del diálogo ecuménico e interreligioso. Los frutos llegan con parsimonia, pero eso no parece importar demasiado aquí.

En nuestra anterior crónica (VN, nº 2.604) ya informamos del encuentro mantenido en Roma, el 4 y 5 marzo, entre el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y un grupo de representantes de los 138 dirigentes e intelectuales musulmanes que escribieron al Papa la carta abierta Una palabra común (la lista de firmantes supera ya los 200). Por parte católica, presidía el cardenal Jean-Louis Tauran en nombre del Pontificio Consejo, y por parte musulmana, el jeque Abdal Hakim Murads, presidente del Muslim Academic Trust del Reino Unido.

Un comunicado conjunto firmado por ambos anunciaba la creación del Foro Católico-Musulmán y la celebración en Roma, del 4 al 6 de noviembre, del primer seminario común, sobre el tema Amor a Dios y amor al prójimo, dividido en: Fundamentos espirituales y teológicos y Dignidad humana y respeto mutuo. Participarán 24 miembros por cada parte y serán recibidos en audiencia por el Santo Padre. Esta estructura permanente de contacto entre la Santa Sede y el Islam moderado supone un avance notable en el acercamiento de dos mundos bastante distanciados y recelosos, como demostró el “incidente” de Ratisbona.

Embajador eminente de esta voluntad de acercamiento entre experiencias religiosas diversas ha sido el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, durante la visita que ha realizado a Armenia y Azerbaiyán entre los días 4 y 9 de marzo. Desde el punto de vista ecuménico, el momento más significativo fue el encuentro entre Bertone y el Catholicos Su Santidad Karekin II en la Catedral de Etchmiadzin, el enclave más emblemático para la Iglesia armenia (y en ese sentido, es comparable al Vaticano, a cuyo estatuto y reconocimiento internacional desearía acercarse esta antiquísima Iglesia cristiana), así como la firma de un comunicado conjunto en el que se subraya la importancia de esta visita “para conocerse mejor los unos a los otros, para apreciar la incomparable herencia espiritual de ambos, para el mutuo amor y para confirmar su llamamiento a servir a la humanidad como nos lo requiere Nuestro Señor Jesucristo”.

En su discurso ante el Cuerpo Diplomático acreditado en la Nunciatura de Erevan (el nuncio apostólico, monseñor Claudio Gugerotti, lo es también en Azerbaiyán y Georgia, en cuya capital, Tblisi, reside), el purpurado reconoció que Armenia, “con su experiencia, incluida la frecuente tragedia de la diáspora, ha sabido constituir un modelo de continuidad y de desarrollo orgánico de los propios orígenes y de fecunda apertura a pueblos con tradiciones diversas”.

Ya en Azerbaiyán, y al inaugurar la iglesia de la Inmaculada Concepción de Baku (la primera en este país, mayoritariamente musulmán), el cardenal Bertone destacó la “auténtica tolerancia religiosa” del país, reflejada, entre otras cosas, en la presencia en dicha ceremonia del presidente Ilham Aliyev (su padre y predecesor en el cargo, Heydar Aliyev, donó los terrenos para construir el templo con ocasión de la visita de Juan Pablo II). También estaba el Sheikh-ul-Islam, jefe de todos los dignatarios musulmanes azerbaiyanos.

País ejemplar

Otro momento intenso de diálogo fue el encuentro del cardenal secretario de Estado con el jefe de los musulmanes del Cáucaso, Shukur Pasha Zade, en su residencia, donde le impuso una alta condecoración pontificia por la “serenidad y la estabilidad” que este líder asegura en una región compleja si las hay.

“Usted muestra en concreto –dijo Bertone– cómo las religiones no deben ser jamás instrumentalizadas, no crear nunca conflictos y contraposiciones. Dios, Suma Armonía del universo, nos llama a amarnos y a colaborar por el bien de todos”. En la ceremonia estaban los representantes de la Iglesia Ortodoxa Rusa y de la comunidad judía. No dejó pasar la ocasión el purpurado para recalcar que “la tolerancia religiosa no es sólo la adquisición de una elevada civilidad, es también el mejor modo para garantizar a los pueblos y países una prosperidad que sea fruto del compromiso común”.

Ya en Roma, Benedicto XVI recibió, el 6 de marzo, la grata visita del patriarca ecuménico de Constantinopla, que se encontraba en Italia para asistir a las ceremonias del 90º aniversario del Pontificio Instituto Oriental (una de las grandes instituciones de la Iglesia en Roma confiadas a la Compañía de Jesús) y para recibir, el día antes, el doctorado honoris causa en Ciencias Internacionales y Diplomáticas de la Universidad de Trieste.

Después de su histórico encuentro en Estambul en 2006, el Papa y el Patriarca habían vuelto a verse el pasado mes de octubre en Nápoles, en la apertura de la Cumbre de las Religiones organizada por la Comunidad de San Egidio. Esta nueva entrevista no hace sino confirmar que, también en este campo, el diálogo avanza con serenidad, casi instalándose ya en la total normalidad. Después de conversar a solas con Benedicto XVI, Su Santidad Bartolomé I y su séquito (el metropolita Gennadios, exarca para Europa Meridional, y Sus Eminencias Athanasios y Johannis) compartieron con el Papa y los cardenales Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, y Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, un momento de oración en la capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico.

La tarde de ese mismo día, el patriarca de Constantinopla presidió el acto académico del Pontificio Instituto Oriental (del que él mismo fue alumno los años 1963-1968) y pronunció una conferencia sobre Teología, liturgia y silencio: intuiciones fundamentales de los Padres de Oriente para el mundo moderno.

Por otra parte, el 6 de marzo falleció en su residencia de Tamale (Ghana) el cardenal Peter Poreku Dery, arzobispo emérito de dicha ciudad. Tenía 90 años. Después de muchas décadas de intensa acción pastoral –en las que se empeñó muy activamente en una correcta inculturación de la liturgia, una esmerada formación de los aspirantes al sacerdocio y una valiente acción en favor de la promoción integral del hombre– Juan Pablo II aceptó su dimisión del gobierno de la archidiócesis ghanesa en 1994, pero con gran sorpresa suya y de todos Benedicto XVI le elevó al cardenalato en el Consistorio de marzo de 2006.

LOS JESUITAS CLAUSURAN SU 35ª CONGREGACIÓN GENERAL

Iniciada el 7 de enero, la 35ª Congregación General (CG) de la Compañía de Jesús concluyó sus trabajos el 6 de marzo, un plazo relativamente breve, si se tiene en cuenta su importancia para el inmediato futuro de los jesuitas. Su nuevo General presentó las conclusiones a los informadores en un encuentro que tuvo lugar en la misma sala de la CG, en el complejo de Borgo Santo Spirito.

El P. Adolfo Nicolás acreditó por segunda vez su penetrante inteligencia y conocimiento de los problemas del mundo y de la Iglesia, a la vez que un agudo sentido del humor y de la autoironía. No dijo ni una palabra de más ni de menos. De su intervención sobresale la reafirmación de la lealtad de la Compañía al Papa, que “es el centro de nuestra relación con la Iglesia, símbolo de nuestra unión con Cristo y garantía de nuestra misión”. En otro momento afirmó que la carta de Benedicto XVI al P. Peter-Hans Kolvenbach con motivo de la CG había sido acogida por la Compañía “con interés, entusiasmo y como un desafío porque los jesuitas vivimos en la Iglesia, la servimos porque la Iglesia debe servir al mundo y a la humanidad”.

La CG ha elaborado cinco decretos o documentos sobre la misión de la Compañía hoy, la identidad del jesuita y relanzamiento de las vocaciones, colaboración con los laicos y otras instituciones eclesiales, gobierno de la Compañía al servicio de la misión universal, y la obediencia a los superiores, con especial mención al cuarto voto de obediencia al Papa. Sobre ello, el P. Carlo Casalone, provincial de Italia, aseguró que la obediencia no debe entenderse con categorías militares, ya que no es conformismo con la voluntad de alguien diverso a nosotros: “El tipo de libertad que presupone la obediencia es una libertad capaz de hacerse responsable y de aceptar un compromiso”.

El P. Nicolás aclaró que la CG no había hablado el tema del carácter vitalicio de su cargo: “Nos ha parecido que la Santa Sede es más bien partidaria de que esta característica se mantenga, lo cual no nos impide que pueda repensarse, pero igual que Benedicto XVI acogió favorablemente la petición del padre Kolvenbach, yo quiero imaginarme que lo mismo me sucederá a mí cuando llegue el momento. No es sólo una cuestión de edad, sino de capacidad para contribuir lo mejor posible a las necesidades de la Compañía”.

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