Relaciones bajo mínimos entre Argentina y la Santa Sede

(Vida Nueva) La negativa a conceder el plácet al designado embajador argentino ante la Santa Sede, Alberto Iribarne, por parte del Vaticano, ha enturbiado las relaciones entre ambos estados, que parecían haberse normalizado tras la llegada a la presidencia de Cristina Fernández. La decisión de la Santa Sede se debe, según dejaron ver fuentes vaticanas, a la condición de divorciado del ex ministro de Justicia argentino. La situación la analiza esta semana en Vida Nueva el corresponsal del semanario en Argentina, Washington Uranga, quien explica los detalles del proceso desde que el Gobierno anunció dicho nombramiento.

   La Cancillería, por tanto, deja vacante la representación diplomática ante el Vaticano, a cargo de la que estará provisionalmente el encargado de negocios, Hugo Gobbi. El posible viaje de Benedicto XVI a Argentina y a Chile, previsto para finales de este año con motivo de la conmemoración de la mediación vaticana que evitó una guerra ente ambos países iberoamericanos, se planea así en un clima de enfriamiento entre el Gobierno argentino y la Santa Sede.

   Sin embargo, según Uranga, tanto el Ejecutivo como la Iglesia esperan que este desacuerdo no afecte a las relaciones entre la jerarquía eclesiástica y la Administración de Cristina Fernández. Asimismo, la Cancillería mantiene paralizado el nombramiento del nuevo obispo castrense a pesar de los intentos de acuerdo del nuncio apostólico en el país, Adriano Bernardini. La situación actual no parece que favorezca el desbloqueo de esta situación, al contrario, se apunta que Argentina podría buscar la eliminación de dicho Obispado.

Más información en el nº 2.600 de Vida Nueva (América Latina, página 38).

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