(Vida Nueva) “La perspectiva de la esperanza cristiana nos compromete a actuar responsablemente en defensa de la creación”, son palabras del papa Benedicto XVI en su primera encíclica, Deus caritas est, que resumen la postura de la Iglesia Católica ante la naturaleza. Numerosas voces apelan a la responsabilidad de los ciudadanos con respecto al medio ambiente, al igual que están haciendo muchas ONG, personajes públicos con nombre y apellidos y organismos internacionales, como Naciones Unidas. Algunas de esas voces se dirigen en Vida Nueva especialmente a los creyentes.
Para John Carr, representante de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, el debate acerca del cambio climático parte de principios de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), como la prudencia, el bien común y la opción preferencial por los pobres. Por ello, hace una llamada a los cristianos para que no se queden de brazos cruzados ante las posibles consecuencias de ese cambio y recuerda que “paradójicamente los pobres y vulnerables generalmente contribuyen mucho menos al problema, pero son los que tienen más probabilidades de pagar el precio de la negligencia y el retraso”. No en vano, se calcula que en estos momentos hay unos 20 millones de refugiados por problemas medioambientales y el 60 por ciento de los movimientos migratorios está causado por desastres naturales, por dar algunos datos.
En la misma línea de llamada a la responsabilidad y al respeto de la naturaleza se han manifestado Robert White, profesor de Geofísica de la Universidad de Cambridge y el arzobispo Celestino Migliore, observador vaticano ante las Naciones Unidas. El primero considera que el creyente debe tener una conciencia del mundo como creación divina y, por tanto, “una inmensa responsabilidad en su cuidado”, mientras que Migliore habla de la necesidad de pasar de una búsqueda descuidada del crecimiento económico en nombre del desarrollo a un modelo “que sea más respetuoso con la creación, unido a un desarrollo humano integral para las generaciones presentes y futuras”.
El prelado es de los que está de acuerdo en que hay que ir hacia un nuevo modelo energético, por lo que considera fundamental la transferencia de tecnología a los países en desarrollo, pero además cree que se deben “propiciar esquemas educativos nacionales que nos lleven a todos, sin excepción, a afrontar nuestros modelos de consumo y producción de modo muy diverso”, añade Celestino Migliore. Otro cardenal, Renato Martino, cree, en cambio, que no hay que caer en la “idolatría de la naturaleza” y defiende que “el hombre tiene una indiscutida superioridad sobre la creación” y que, por tanto, no puede ser considerado “un elemento de perturbación del equilibrio ecológico naturalista”.
Más información en el nº 2.579 de Vida Nueva (A fondo, páginas 8-10).