Tribuna

Una encíclica y la canonización de dos papas, ¡vaya día!

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cardenal Marc Ouellet en rueda de prensa donde se anuncia la próxima canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII

El cardenal Ouellet, entre los periodistas

ANTONIO PELAYO, corresponsal de Vida Nueva en ROMA | A las nueve de la mañana de ayer viernes 5 de julio ya había cola en la Sala de Prensa de la Santa Sede para recoger el ejemplar de la Lumen Fidei en alguna de las siete lenguas en que ha sido publicada. Dos horas más tarde, los informadores nos habíamos acomodado para asistir a la conferencia de prensa de presentación.

Ruda tarea, puesto que los oradores –el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos; monseñor Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; y monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización– nos obsequiaron con unas plúmbeas intervenciones que, además, habíamos recibido por escrito… No aprenden.

La encíclica se lee de corrido. No es muy amplia y a mí me ha resultado muy atractiva. Une una impecable arquitectura teológica y una profunda actualización de la esencia de la virtud de la fe con un estilo ágil y accesible, sin grandes elucubraciones que fatigan. Es el resultado de las “cuatro manos”.

Sobre la autoría

Vengamos a lo que, en mi opinión, ha sido uno de los puntos que ha suscitado mayor curiosidad entre mis colegas: la autoría de la encíclica. La cosa es clara: la firma Franciscus, y por tanto la cubre plenamente con su autoridad magisterial.

Pero los que estamos habituados a leer textos de Joseph Ratzinger descubrimos en todas las páginas el entramado del teólogo de oficio que fue y sigue siendo el papa emérito.

No hay nada de extraño. Todas las encíclicas anteriores –de Benedicto, de Juan Pablo, de Pablo VI– con rarísimas excepciones han sido redactadas con la colaboración de expertos y teólogos. Sin ir más lejos, el cardenal Ratzinger estuvo detrás de algunas de las encíclicas de Karol Wojtyla (la Fides et Ratio, por citar solo una).

En este caso, el “experto” era papa cuando preparaba la que hubiera sido su cuarta encíclica, y por lo tanto estaba asistido por la inspiración del Espíritu Santo. Miel sobre hojuelas, que dirían nuestras madres y abuelas.

Tres frases principales

Podría hacerse, y se hará en esta página web, una selección de frases y formulaciones felices. Yo anticipo estas dos: “La fe no es un espejismo que nos impide avanzar como hombres libres hacia el futuro”; y “El creyente no es arrogante; al contrario, la verdad le hace humilde sabiendo que más que poseerla él, es ella la que le abraza y posee. En lugar de hacernos intolerantes, la seguridad de la fe nos pone en camino y hace posible el testimonio y el diálogo con todos”.

Son “perlas” que aparecen en casi todas sus páginas. Vean esta última: “Sin amor, la verdad se vuelve fría, impersonal, represiva para la vida concreta de la persona. La verdad que buscamos, la que da sentido a nuestros pasos, nos ilumina cuando el amor nos toca”.

Apenas finalizada la conferencia de prensa, el padre Lombardi nos anunció que el papa Francisco ha firmado los decretos de canonización de Juan XXIII y de Juan Pablo II. ¡Vaya día!

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