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Antonio Pelayo, corresponsal de Vida Nueva en RomaANTONIO PELAYO | Corresponsal de Vida Nueva en Roma

” En el Concilio, las intervenciones de los padres circulaban sin límites y eso contribuyó a la “comunión” de la Iglesia universal…”

La Asamblea sinodal que está a punto de ser clausurada no ha sido especialmente brillante por lo que se refiere a la información. Es un fenómeno que venimos lamentando desde hace mucho tiempo y en el que se registran muy pocos adelantos sustantivos y sí algunos retrocesos. No puede calificarse de modo diferente la decisión de vetar que los informadores tengamos acceso a los textos que son leídos en el aula, y ni siquiera a los resúmenes que de los mismos hacían sus autores.

Este sistema, que ya dejaba bastante que desear, ha sido sustituido por unas síntesis escritas y por unas “impresiones” dadas por un equipo de portavoces según las diversas lenguas. En el Concilio, las intervenciones de los padres circulaban sin límites y eso contribuyó a la “comunión” de la Iglesia universal con lo que estaba sucediendo en la Basílica de San Pedro. ¿No sería posible revivir esa experiencia?

En el nº 2.913 de Vida Nueva