Tribuna

CON LA MIRADA PUESTA: Fe cristiana y compromiso político

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MIGUEL ESTEBAN HESAYNE. Obispo emérito de Viedma (Argentina)

Mons. Miguel Estaban Hesayne
En mi tarea de obispo anuncio el Evangelio del Señor Jesús a creyentes y no creyentes. Intento anunciarlo con los ojos y el corazón de Jesús. Por eso me conmueve la situación de millones de personas en la Argentina y en Latinoamérica en la indigencia. Es cierto, no es de ahora, pero ahora hay que remediar esta situación que padece la sociedad.

La Iglesia en sus numerosas comunidades con fe en Jesucristo, que ante la muchedumbre hambrienta sigue suplicando a sus discípulos: “denles ustedes de comer”, ha de escuchar este clamor en boca de Jesús a las orillas del Mar de Tiberíades. Todos, pero de modo prioritario lo ha de escuchar la ciudadanía cristiana. La limosna o ayuda es necesaria como primeros auxilios en un accidente; las comunidades cristianas no se pueden contentar con la ayuda de Cáritas por notable que fuere.

Las crisis de los pueblos solamente se vencen cuando sus integrantes se reúnen para buscar en solidaridad ciudadana las vías de solución

Por ejemplo, en Argentina el hambre es un escándalo mundial a doble título: como país productor tiene capacidad de alimentar a 350 mil millones de seres humanos, y sus habitantes en su mayoría se llaman cristianos. Entonces, la situación actual prontamente se soluciona con una economía humana animada por una cultura política humana y que humanice las relaciones de la ciudadanía.

Las crisis de los pueblos solamente se vencen cuando sus integrantes se reúnen para buscar en solidaridad ciudadana las vías de solución. En esto consiste el compromiso social político que ofrece la fe cristiana a los discípulos de Jesús. La ciudadanía cristiana no puede quedarse en lamentos y simples denuncias. Un grupo de cristianos y cristianas, en breve ofreceremos a la sociedad y en forma gratuita, la posibilidad de formarse en una cultura política humana y que humanice, para lograr un mundo
globalizado en una equitativa solidaridad.

No se trata de oponerse o competir con los poderes públicos ni con los partidos políticos en vigencia. El objetivo es ofrecer una formación social política al pueblo que elige sus gobernantes.