Purificación

(Chema Caballero– misionero javeriano en Sierra Leona)

“La purificación podría empezar por el cambio y el relevo en las estructuras de gobierno de la Iglesia, por la renuncia al poder y todos sus privilegios, por su adaptación al Evangelio”

Camino de Portugal, el Papa ha reconocido lo que muchos ya sabían, que “la mayor persecución de la Iglesia no viene de los enemigos de fuera, sino que nace del pecado de la Iglesia”.

Hace siglos que la Curia romana y muchos obispos traicionaron a Jesús identificándose con el poder y el dinero, y de ahí le vienen a la Iglesia todos sus males. Jesús renunció al poder y todas sus manifestaciones en su ministerio y se identificó con los últimos, los pobres, los oprimidos, los tristes, las víctimas… En cambio, la Iglesia más visible se hace fotos con los presidentes del Ibex 35, se viste de seda y oro y cierra los ojos ante el sufrimiento del pueblo.

La Iglesia menos visible, por su parte, siempre ha tomado partido por Jesús y se ha hecho cómplice de los que más sufren, de los olvidados y los que sobran al sistema y de las personas que están más hechas polvo en la sociedad. No le ha importado mancharse los pies de barro, las manos de mugre y el corazón de rabia ante las injusticias.

Es así como la Iglesia más visible, por ejemplo, glorificaba a Marcial Maciel y se dejaba comprar por sus regalos, al más puro estilo Gürtel, mientras ignoraba a Óscar Romero o condenaba y destruía a tantos otros profetas que se situaban del lado de los últimos.

El Papa también ha dicho algo que en la Iglesia menos visible ya hace años que se venía pidiendo, que la Iglesia tiene “profunda necesidad de hacer penitencia, de implorar perdón y de aceptar la purificación”.

La purificación podría empezar por el cambio y el relevo en las estructuras de gobierno de la Iglesia, por la renuncia al poder y todos sus privilegios, por su adaptación al Evangelio, por seguir, en definitiva, de una vez por todas, a Jesús de Nazaret.

En el nº 2.709 de Vida Nueva.

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