Oportunidad

(José María Rodríguez Olaizola– Sociólogo jesuita)

“A veces, uno esperaría que se aprovechasen las oportunidades en que nos podemos asomar a las fronteras –ésas en las que nos pueden escuchar quienes normalmente pasan– para intentar comunicar una buena noticia”

El otro día, en una de tantas procesiones que en Semana Santa llenan pueblos y ciudades, me quedé chafado. Miles de personas presenciando un encuentro. Muchísimos de ellos jóvenes. Con la mezcla habitual en estos casos de motivos para asistir a la ceremonia: religión, tradición, cultura, curiosidad… La plaza estaba abarrotada y en un silencio impresionante. En cierto momento del acto, un sacerdote subió a una tarima y pronunció un sermón.

Sé que debemos ser respetuosos a la hora de comprender y opinar sobre la manera en que unos u otros hablamos. Es comprensible que haya estilos, retóricas y opiniones diversas. Pero, al menos para mí, sus palabras fueron un jarro de agua fría. Transcribir unas partes de lo que recuerdo y no otras sería injusto –como cuando acusamos a los periodistas de dar titulares fuera de contexto–. Pero fue como una enorme regañina y un grito exigiendo la obediencia de los católicos. Fue un martilleo sobre lo perdida que está la sociedad. Cada afirmación podría sostenerse, sin duda, en un diálogo matizado. Pero yo no podía evitar pensar en la cantidad de gente, más o menos lejana a la Iglesia, que estaba escuchando. Y me dolía pensar que, con un discurso así, lo único que se refuerza son sus prejuicios y la sensación de que la Iglesia es una institución extraña, que sus curas hablan desde una dureza que poco tiene de buena noticia, y que se habla desde teorías y no desde las preocupaciones más hondas y concretas de las personas.

Supongo que todo tipo de discursos tienen cabida en ciertos momentos. Sólo que, a veces, uno esperaría que se aprovechasen las oportunidades en que nos podemos asomar a las fronteras –ésas en las que nos pueden escuchar quienes normalmente pasan– para intentar comunicar una buena noticia.

jmolaizola@vidanueva.es

En el nº 2.703 de Vida Nueva.

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