José Lorenzo, redactor jefe de Vida Nueva
Redactor jefe de Vida Nueva

Los últimos de Filipinas de la Pastoral Obrera


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(José Lorenzo– Redactor Jefe)


“En la festividad de san José Obrero (de civil, Primero de Mayo), miles de ciudadanos reivindican en las calles el valor de la persona por encima del trabajo. No se les distinguirá, pero con ellos habrá hombres y mujeres que aún creen que el ejemplo del carpintero de Nazaret tiene mucho que decir”

Con un cristianismo en retirada, se llenan la bocas de invitaciones a una mayor presencia pública, a un testimonio creyente en medio de un desinterés social generalizado. Pero los esfuerzos de quienes tendrían que alentar ese dinamismo laical se vuelcan en grandes eventos donde prima sobre todo el número.

En la festividad de san José Obrero (de civil, Primero de Mayo), miles de ciudadanos reivindican en las calles el valor de la persona por encima del trabajo. No se les distinguirá, pero con ellos habrá hombres y mujeres que aún creen que el ejemplo del carpintero de Nazaret tiene mucho que decir frente al de los Lehman Brothers. No fallan ningún año, aunque cada vez son menos. Son los utópicos de una Pastoral Obrera tan en precario como los derechos que defienden. Siguiendo el ejemplo de sacerdotes tozudos (Malagón, García Román, Cardijn…), se resisten a abandonar a los obreros, a los que la Iglesia, dicen, perdió hace más de un siglo. Aunque a veces flaquean. No ven recambio. Y los pocos jóvenes que se les acercan, llenos del ardor revolucionario de la edad, son vistos con desconfianza en algunas curias, más proclives a un perfil determinista y guitarrero.

Hace unos días, en una parroquia de Madrid, un puñado de estos últimos de Filipinas velaron toda la noche en recuerdo de las víctimas de la recesión. Al menos, cinco millones de familias. Donde otros ven munición política, ellos acogen la crisis como un reto para el Evangelio. Y se juramentaron para seguir reclamando justicia y unir esfuerzos “para cambiar sus vidas y la de todos frente a la cultura dominante del individualismo”. Les bastaron nueve horas de oración y reflexión para reafirmar un compromiso de vida evangélico. La Conferencia Episcopal lleva más de dos años intentado redactar un documento sobre la crisis y aún no lo ha logrado. ¿Por qué no les llaman antes de que se extingan?

En el nº 2.705 de Vida Nueva.