Athanasios de Passalacqua: “Ahora Los jóvenes son más sinceros en su búsqueda de Dios”

Pope-Athanasios(Luis Alberto Gonzalo-Díez, cmf) La de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados es una familia religiosa especial. Están donde nadie está y con quien nadie está. Ancianos faltos de cariño llenan sus claustros. Para ellos y ellas, las Hermanitas son el corazón de una vida que tiene sentido, a pesar de haber llegado a esa edad de la que nuestra sociedad huye. Puedes visitar cualquier hogar de esta congregación y tendrás la misma sensación. Fuerte presencia de lo religioso, ritmo de vida bien organizado… Casi son idénticos, sea en la casa fundacional de Valencia, o en la de Puerto Rico, donde hoy nos encontramos. En la primera celebración, hay algo que llama la atención. Sentado en su silla de ruedas, sobresale un atuendo especial. Se trata de un pope ortodoxo. Está participando de la celebración eucarística, está viviendo la comunión.

Es curioso cómo horas y horas de estudio y encuentro, se resumen en una síntesis sencilla: un pope impedido y anciano encuentra su ámbito de vida y fe en un hogar de unas consagradas católicas.
El pope Athanasios encierra historia. Se trata de un hombre culto. Habla correctamente más de seis idiomas. Le apasiona la historia de la Iglesia y, lo más curioso, desde su postración, ofrece aliento sobre el momento presente.

¿Quién es Athanasios de Passalacqua?

Soy un monje ortodoxo, perteneciente al monasterio de la Transfiguración de California. Allí no me podían atender por mi diabetes agresiva, y encontré a estos ángeles que son las Hermanitas, que comparten conmigo la consagración y me cuidan. Estoy en la cuesta abajo de la vida. Pero no tengo nostalgia. Dios sabe por qué me tiene aquí y para qué. Y no voy a discutir con él. Estudié Teología en Canadá y Derecho aquí en Puerto Rico. Incluso he dado cursos sobre derechos humanos en la Universidad Complutense, en Madrid, en la época de Franco… A mí, la Universidad siempre me dio libertad (ríe).

Es usted un hombre dedicado al estudio. ¿Cómo se encuentra con Dios?

Estudiar y dar clase de Derecho Internacional durante 30 años me condujo a una pertenencia a la Iglesia de una manera más profunda. En la vida nada se puede hacer sin Dios. El Derecho Internacional se basa en la religión. Olvidar los orígenes cristianos de Europa, por ejemplo, resulta una barbaridad.

Háblenos de las Hermanitas, con quienes convive, comparte la fe y, además, le atienden.

Estoy admirado de su entrega. No deja de ser un dato contracultural su abnegación. ¡Cómo se olvidan de sí mismas para hacer vida con nosotros, los que terminamos en sus casas! Pero tengo una convicción: más importante que el servicio que prestan es su consagración a Dios. Sin ésta, el servicio queda circunscrito a horarios y medidas. La consagración habla de la totalidad y estas mujeres están enteramente entregadas a Dios. Totalmente.

Sin pretenderlo, o sí, hemos llegado al fin del diálogo ecuménico…

Sin duda, la consagración no entiende de nuestras separaciones, que son de raíz histórico-política. La consagración, desde siempre y para siempre, es la pertenencia total a Dios.

¿Estamos en el fin de la Vida Consagrada?

En absoluto. Es verdad que hay lugares donde está menguada y envejecida, pero hay Vida Consagrada. Además, aquí hay que echar mano de la historia y tener capacidad de espera. Yo no lo veré, pero tengo la seguridad de que se están dando indicadores que anuncian que a mediados del siglo actual, la Vida Consagrada rebrotará con mucha fuerza. Eso sí, siempre que no nos apartemos de los núcleos de la necesidad.

Y de los jóvenes, ¿qué piensa el pope Athanasios?

En 30 años he acompañado a muchas generaciones. He visto casi todo. Tengo un secreto que le voy a confiar: percibo más sinceridad en el acercamiento a Dios de los jóvenes hoy, que en mi época. Y eso es anuncio de un futuro con esperanza. No tenga dudas.

MIRADA CON LUPA

La Vida Consagrada no puede abandonar la reflexión y el estudio; sin embargo, es desde la normalidad de la vida donde se superan muchos peldaños de distancia. Ecumenismo, pluralidad, urgencia y acogida son expresiones habituales de la consagración. La dificultad que ofrecen algunos discursos académicos de reproches, encuentran la respuesta sencilla desde la fe. Algo nuevo está naciendo y, curiosamente, quienes lo anuncian, son las voces más gastadas. Muchos consagrados, como el viejo Simeón, han encontrado la confianza en lo que viene. El futuro, definitivamente, no es malo.

lagonzalez@vidanueva.es

En el nº 2.694 de Vida Nueva.

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