Las aguas siguen bajando revueltas en Osorno

protestas con globos negros para mostrar su rechazo al nombramiento de Juan Barros como obispo de Osorno

El conflictivo nombramiento del obispo Barros traspasó las fronteras chilenas y llegó a Roma

protestas con globos negros para mostrar su rechazo al nombramiento de Juan Barros como obispo de Osorno

Globos negros para la llegada de Barros a Osorno

Las aguas siguen bajando revueltas en Osorno [extracto]

ROXANA ALFIERI. Santiago | El nombramiento de Juan Barros Madrid como obispo de Osorno despertó un revuelo inusitado a las puertas de la catedral de San Mateo por parte de la comunidad de esta diócesis chilena, pero también entre otras muchas personas que se acercaron de diversos puntos del país para apoyar la protesta.

Las fuerzas vivas de la Iglesia de Chile salieron a manifestarse para repudiar la elección del que fuera obispo castrense, sospechoso de presenciar y encubrir abusos a menores cometidos por Fernando Karadima. Este sacerdote chileno, con una gran capacidad de convocatoria en misas y retiros, fue declarado culpable luego de una investigación canónica a partir de denuncias realizadas por feligreses y exsacerdotes en 2004, lo que generó la reapertura de su juicio criminal.

Las opiniones ahora están divididas. Algunos responsabilizan al papa Francisco de este nombramiento, mientras que otros hablan de una elección inducida o de una fuerte presión eclesial interna que derivó en esta decisión pontificia. Entretanto, la Nunciatura Apostólica en Chile se mantuvo firme junto a la determinación vaticana, brindando su apoyo y confianza a Barros.

Lo cierto es que hubo distintas instancias de intervención desde la fecha del polémico nombramiento: el viaje a Roma del administrador apostólico de Osorno, Fernando Chomalí, para brindar un informe de lo sucedido dentro de la comunidad, aunque no trascendieron las conclusiones de ese encuentro con el Sumo Pontífice. También fueron vanos los esfuerzos episcopales para impedir que Barros tomara posesión como pastor de Osorno.

La propia ceremonia de asunción episcopal aportó la nota de color: la comunidad se mostró dividida entre quienes portaban globos blancos dentro de la catedral, como gesto de apoyo a la decisión papal; y quienes con pancartas y globos negros reclamaron en contra de la persona de Barros y su ministerio pastoral. Los organizadores del acto se vieron sorprendidos por un gran número de manifestantes contrarios a la toma de posesión, que irrumpió en medio del templo al inicio de la celebración.

A todo ello se ha venido a sumar la fuerte repercusión que ha tenido este contencioso en la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores –cuya preocupación principal es la protección de los menores, y no necesariamente encarar casos particulares–, que asesora al Papa en el tema de los abusos. Miembros de la misma, entre ellos dos víctimas de abusos, Marie Collins y Peter Saunders, se reunieron con el coordinador del grupo, el cardenal Seán Patrick O’Malley, para expresarle sus recelos y discordancias con respecto a esta designación.

Collins comentó que si Barros nunca comprendió que la conducta de Karadima es inapropiada, entonces no comprende el “abuso a menores” y, por ende, no debería estar al frente de una diócesis como responsable del cuidado de los menores. El británico Saunders, por su parte, opinó que, cuando se tienen certezas de autores de actos ilícitos o hay denuncias creíbles, estos “deben ser removidos de la Iglesia”. Al cierre de esta edición, no había trascendido el contenido de la citada reunión de la Comisión para la Tutela de los Menores.

“Con los chicos no se juega”

Una vez más, los temas no resueltos en tiempo y forma por los canales que corresponden, explotan y repercuten tanto en el seno de una diócesis como en la vida de la Iglesia. Sin mediación posible, “sin arte ni parte” en la discusión de esta decisión papal, una comunidad diocesana ve llegar a su casa a un pastor ampliamente sospechoso de encubrimiento. Si bien la lógica de la Iglesia hace que se acepten los nombramientos que vienen de Roma, es repudiable que este recaiga sobre una persona altamente sospechosa de un delito.

En la audiencia general del 8 abril, el Papa recordó que “con los chicos no se juega”. “Cada niño abandonado, marginado, víctima de una cualquier forma de violencia, es un grito que sube a Dios”, sentenció.

En esa misma audiencia, Francisco habló de la maternidad de la Iglesia que asiste a las familias y a los niños. ¿Qué resolución tomará después de escuchar a la Comisión formada especialmente para defender a los menores víctimas de abuso o encubrimiento? ¿Habrá tolerancia cero?¿Qué ocurrirá con la comunidad de Osorno? ¿Quién tendrá la capacidad para trabajar en medio de la crisis sin agrandar la brecha provocada por este nombramiento?

En el nº 2.937 de Vida Nueva

 

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