Por un nuevo modo de ser y hacer Iglesia en el mundo

El Encuentro General de Apostolado Seglar insiste en la corresponsabilidad

(M. de Miguel) Necesitamos una Iglesia dialogante, entregada, de comunión, cercana y compasiva, con un laicado adulto y maduro, bien formado, entregado en la acción y místico en la misa, que desde la verdadera experiencia de Dios sea levadura, sal y grano de mostaza en la historia”. Así se desprende del manifiesto final del XVI Encuentro General de Apostolado Seglar que, bajo el lema Sacerdocio y Acción Católica, reunió los días 6 y 7 de abril en Los Negrales (Madrid) a sacerdotes, seminaristas de distintas diócesis españolas y laicos de las comisiones permanentes de los movimientos de Acción Católica (AC).

Presididos por Atilano Rodríguez, obispo consiliario de la AC, reflexionaron sobre la Iglesia como comunidad evangelizadora y, en concreto, la corresponsabilidad de los presbíteros y los laicos en la Iglesia y en el mundo. Con ayuda del magisterio de Raúl Berzosa, obispo auxiliar de Oviedo, fueron conscientes de la necesidad de un nuevo modo de ser y hacer Iglesia en el mundo actual, “que necesita de la identidad cristiana, de la comunión y de la misión atendiendo a los cambios culturales, sociales, políticos y económicos”.

Este hecho también se percibe en las experiencias de los laicos militantes en los movimientos apostólicos. “Desde la militancia son testigos de primera mano de que la sociedad no corresponde ya al modelo de cristiandad, sino que vivimos una sociedad secularizada y en gran medida pagana”, se apunta en el manifiesto final.

Mirar sin rencor

Por ello, más que una Iglesia con una actitud defensiva, condenatoria o doctrinaria, se llama al diálogo y la corresponsabilidad. Señalan que los presbíteros deben, como “hermanos”, animar “el protagonismo laical y el sentido comunitario de la fe y la Iglesia”, pasando de la clave de colaboración a la de “corresponsabilidad”. Otros aspectos a los que interpela el documento es a ser sacerdotes verdaderamente “seculares”, que miren el mundo sin rencor y sin miedos; a vivir la fraternidad y la afectividad centrada en la comunidad; a servir a la comunión eclesial o a ser expertos en la Palabra de Dios . Y concluye: “Creemos que la Acción Católica de hoy está respondiendo al deseo de ser Iglesia en el corazón del mundo, posibilitando la vivencia de la identidad, la comunión y la misión tanto en el laicado como en el presbiterado, en verdadera corresponsabilidad”.

En el nº 2.703 de Vida Nueva.

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