Los obispos piden “abrir los ojos a la situación de los encarcelados”

(J. Lorenzo) Fruto de la visita que los obispos de Ciudad Rodrigo, Salamanca y Zamora (Atilano Rodríguez, Carlos López y Gregorio Martínez, respectivamente) efectuaron el 24 de septiembre a la prisión de Topas, ha visto la luz una carta pastoral en la que los prelados reflexionan sobre la atención pastoral que la Iglesia desarrolla con los presos en un país que tiene la mayor tasa de reclusos de toda la Unión Europea: 157 por cada 100.000 habitantes.

El texto, con el título de Estuve en la cárcel y vinisteis a verme, comienza lanzando una mirada sobre la situación de los reclusos, preguntándose en primera instancia por las condiciones que los han llevado hasta la prisión. “La delincuencia –afirman– suele ser la salida no buscada ni deseada, pero que aparecerá desgraciadamente, mientras no se pongan los medios necesarios” por parte de las autoridades, instituciones y la misma sociedad “para erradicar las causas que las producen”. Por ello, tras la experiencia de ver con sus propios ojos una realidad que les hizo experimentar “un profundo desgarro en nuestro corazón”, lanzan un ruego: “Abrir los ojos a la situación de los encarcelados”.

Esto no debe entenderse como una crítica a las condiciones carcelarias, pues valoran y alaban los esfuerzos realizados en los últimos años por la Administración del Estado y los funcionarios de prisiones, aunque también constatan, a la luz de lo contemplado, que muchas veces se logra sólo el castigo y no la reinserción. Proponen así tanto “una transformación de la mente y del corazón de cada interno” en su camino de reeducación, como el apoyo de la sociedad.

Aluden también a la labor que han venido desarrollando la Iglesia y las comunidades cristianas con los presos, de quienes recuerdan que “tienen una dignidad y unos derechos que no pueden ser violados por nadie”. Asimismo, agradecen la “abnegada y generosa labor pastoral” que realizan en las cárceles capellanes, religiosos y laicos comprometidos y animan a los fieles a una mayor implicación.

En el nº 2.702 de Vida Nueva.

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