El ‘tijeretazo’ supone un “robo infame de derechos”

La Iglesia incrementará su acción social, aunque puede verse “desbordada”

(Miguel Ángel Malavia) El reciente anuncio del Gobierno de que opta por un ‘tijeretazo’ social como medio para salir de la crisis, se ha encontrado con las críticas de todas las fuerzas políticas, los sindicatos y diversos grupos sociales –principalmente los más afectados, como son los pensionistas, cuya pagas quedan congeladas, y los funcionarios, cuyo sueldo baja un 5% de media–. En este sentido, también se ha hecho notar, y con fuerza, la voz de la Iglesia. “Esto supone un robo infame de derechos y de dinero a miles de discapacitados y dependientes que nunca podrán salir a la calle a protestar contra esta medida”, declaran en un manifiesto la Delegación de Pastoral del Trabajo de Madrid y la Comisión Diocesana de Justicia y Paz.

El comunicado señala la causa principal de su desacuerdo: “El paquete de medidas manifiesta que pagan los platos rotos de la crisis algunos de los sectores más débiles (…). No es, por tanto, un conjunto de medidas equitativas. Los recortes no afectan por igual al conjunto de la sociedad y especialmente no afectan a quienes se enriquecieron y causaron la crisis, sino a quienes la están sufriendo”. En esta misma línea se expresa el secretario del Departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal, Fernando Díaz Abajo. Según manifiesta a esta revista, “no es cierto eso de que la crisis la tenemos que pagar entre todos”. A su juicio, mientras el recorte “recae sobre ciudadanos con bajas pensiones, funcionarios temporales o personas que vienen a Cáritas porque no llegan a final de mes”, llama la atención el hecho de que “no se graven las rentas más altas”. Del mismo modo en que choca el que, “por los días en que se hizo pública la decisión del Gobierno, se hayan conocido los ingresos que algunas grandes empresas lograron en 2009… Esto se hace difícilmente sostenible”, denuncia.

Para Díaz Abajo, “esto no ha hecho sino empezar”: “Muchos aguantaban con las ayudas recibidas. Ahora, principalmente de cara al año que viene, cuando se apliquen las medidas, veremos cómo hay un significativo aumento de la pobreza” que lleve a estados de “auténtica inhumanidad”. Ante esta situación y sus “efectos perversos”, la Iglesia “seguirá incrementando su acción social”. Eso sí, teniendo en cuenta “el lógico descenso en las colectas dominicales, la reducción de las subvenciones estatales a Cáritas y la menor percepción de ingresos por la renta –no por una bajada del número de X a la Iglesia, sino por la general caída de poder adquisitivo entre la ciudadanía–”, existe un riesgo claro de que se llegue al “desbordamiento”, ante la imposibilidad de atender a tantas personas como se dirigen hasta instituciones eclesiales en busca de ayuda.

También ha sido muy significativa la respuesta de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo –que integra, entre otras, a Cáritas, Manos Unidas o Escuelas Católicas–. En un comunicado, tacha de “inaceptable” el anunciado recorte de 600 millones a la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Así, recuerda al presidente Zapatero que ello implica su incumplimento del compromiso por el cual España debía destinar el 0,7% de la Renta Nacional Básica a la AOD en 2012. “Este modelo deshumanizado en el que el dinero preocupa más que los seres humanos debe ser reinventado o las cifras de hambrientos continuarán creciendo exponencialmente”, concluye la misiva.

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SANTANDER CREA UN FONDO PARA PARADOS


Un ejemplo del modo en que la Iglesia se está volcando con las víctimas de la crisis se está dando en Santander. Allí, la diócesis invita en una campaña a todos los fieles con trabajo a donar el salario de un día de su nómina mensual. El dinero se ingresará en un fondo común gestionado por Cáritas y destinado a atender a las personas desempleadas (40.000 en toda Cantabria). Gestos como éste se unen a la labor de miles de voluntarios en instituciones eclesiales que no desfallecen en su intento de paliar las consecuencias de la crisis. Pese a no contar con la comprensión de todos. Y es que el líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, ha pedido a la Iglesia que, en “un ejercicio de austeridad de manera voluntaria”, renuncie a parte de la asignación que recibe del Estado.

En el nº 2.708 de Vida Nueva.

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