Julián Barrio: “Queremos que no se desvirtúe el sentido del Camino de Santiago”

Arzobispo de Santiago de Compostela

Julián-Barrio(José Ramón Amor Pan– Fotos: Silvia Rozas) Estamos a menos de medio año para que se abra la Puerta Santa de la Catedral de Santiago de Compostela. Con ese gesto, en el atardecer del 31 de diciembre, quedará inaugurado un nuevo Año Santo Jacobeo, el segundo del Tercer Milenio, el 119º que se celebra ininterrumpidamente desde que en 1122 el papa Calixto concediese a la Iglesia compostelana las gracias jubilares. El siguiente no se celebrará hasta 2021, que será cuando la festividad del Apóstol Santiago vuelva a coincidir en domingo, por lo que en el 2010 se espera una gran afluencia de visitantes. Será, por otra parte, el cuarto en la cuenta particular del actual arzobispo compostelano, Julián Barrio Barrio, quien llegó a Compostela como obispo auxiliar precisamente en pleno Año Jubilar, un 7 de febrero de 1993.

El arzobispo nos recibe en su casa para hablar de los preparativos de esta nueva convocatoria jubilar. Conversación larga y amena, en la que sobresale con absoluta claridad una idea: “La peregrinación a la Tumba del Apóstol se hace para confesar la fe en Cristo Resucitado y para recibir la abundancia de la misericordia divina como manifestación del amor de Dios por el hombre concreto. El Año Santo es un acontecimiento de gracia que queremos celebrar y compartir con todos, cuidando que no se desvirtúe el sentido del Camino de Santiago por otras motivaciones ajenas a su dinamismo espiritual”.

Ha convocado a sus diocesanos a peregrinar en 2009 a Tierra Santa, en 2010 a la Tumba del Apóstol Santiago y en 2011 a Roma…

Efectivamente. De hecho, acabo de llegar de Tierra Santa, a donde he viajado con 200 diocesanos: ha sido una experiencia maravillosa, unos auténticos ejercicios espirituales. El objetivo es sencillo: revitalizar en la archidiócesis –meta de tantos millones de peregrinos– la experiencia religiosa de la peregrinación, del Camino. Como he escrito en mi carta pastoral Peregrinos de la fe y testigos de Cristo resucitado, “vivir con conciencia de ser peregrinos es no instalarnos en el estrecho margen de nuestras propias aspiraciones limitadas”. Quiero que mis diocesanos tengan referencia personal de que Jerusalén, Santiago y Roma son los grandes centros de peregrinación de la Cristiandad. La fatiga del Camino ayuda a comprender al hombre “viator”, que ha sido creado por Dios y liberado por Cristo. En Roma expresaremos visiblemente nuestra comunión con el Papa, pues el peregrinar cristiano ha de tener como referencia constante e inexcusable al Vicario de Cristo. La diócesis tiene que vivir en un clima de misión, remover las aguas, haciendo memoria de la tradición apostólica.

Crisis espiritual y moral

¿La actual crisis económica va a estar presente en su homilía del día 25, festividad de Santiago Apóstol?

No directamente. Ante todo, voy a hablar de la grave crisis espiritual y moral en la que vive inmersa la sociedad y que explica, en buena medida, esta grave crisis económica por la que estamos atravesando. Detrás de la actual crisis se esconde una antropología que no valora a la persona en lo que realmente es. Por ello, como ha subrayado el Papa en su reciente encíclica, el gran reto que tenemos planteado es mostrar, tanto en el orden de las ideas como en el de los comportamientos, que no se pueden olvidar o debilitar los grandes principios tradicionales de la antropología y de la ética.

¿Afectará esta crisis a las actividades que se puedan programar?

Lo importante es que sepamos redescubrir la dimensión religiosa y espiritual del Año Santo. Y para esto, lo que hace falta, sobre todo, es espíritu de conversión, ansia de encontrarse con el Señor Resucitado. Esperamos contar con la ayuda económica necesaria para acoger dignamente a quienes lleguen hasta nosotros, sabiendo que lo que atrae a esta ciudad –y al resto de Galicia– a millones de visitantes de todo el planeta es la Tumba del Apóstol Santiago. La diócesis, no le quepa la menor duda, pondrá todos sus recursos materiales y humanos para cumplir con esa misión. Cada cual trate de asumir su propia responsabilidad.

¿Sobre qué ejes están preparando la nueva convocatoria jubilar?

Julián-Barrio-y-J-R-AmorEn una época como la actual, marcada por el malestar de una cultura que trata de diluir la dimensión religiosa del ser humano, en medio de una despersonalización y relativismo crecientes, las personas buscan echar raíces en el suelo firme y estable de lo sagrado. Parece que Santiago responde a esa profunda preocupación antropológica. Las personas emprenden la peregrinación porque buscan y esperan encontrar lo que su mundo moderno no ha sido capaz de ofrecerles.

El Camino ha sido desde sus inicios un camino de fe y de cultura. Queremos que este Año Santo sea una llamada a recuperar el contenido esencial de la antropología católica. La entrada por la Puerta Santa es símbolo del tránsito del pecado a la gracia, dejar al hombre viejo y asumir la condición del hombre nuevo conforme a Cristo Jesús. El Año Santo y el Camino pertenecen al que tiene la conciencia de vivir en el exilio y sabe que avanza hacia la ciudadanía de los santos entre los consuelos de Dios y las turbaciones del mundo. Me parece importante que tengamos muy presente a la Iglesia triunfante porque nos ayudará a tener clara nuestra meta y a contar con los ejemplos que iluminan nuestro peregrinar; es muy necesario hacer memoria de los santos en estos tiempos de crisis. Un elemento significativo ha de ser la caridad, manifestación práctica de la fe, abriendo nuestros ojos a las necesidades de los demás. En el Camino se aprende a dar y a recibir.

Dante decía que “el Camino de Santiago es el grande principio glorioso”. La experiencia religiosa compartida por tantos peregrinos anima a trabajar para que crezcan los valores del espíritu, plasmando lo celeste en lo terreno, la eternidad en la historia, como lo manifiesta el Pórtico de la Gloria. Todas las actividades que hagamos durante 2010 habrán de tener este referente. El Año Santo es un acontecimiento que nos tiene que ayudar a descubrir nuestra identidad cristiana y a revitalizar nuestra fe. Una llamada a la esperanza, que nos lleva a mirar con confianza el futuro que está en manos de Dios.

Los objetivos están claros. ¿Cuáles son los medios para lograrlos?

Un primer instrumento, como acordamos en la reunión que tuvimos hace semanas los obispos del Camino, es que las iglesias estén abiertas para que los peregrinos puedan rezar, que sus sacerdotes estén presentes para acoger y acompañar. Además, que en los albergues haya una biblia, un catecismo, unas lecturas de tipo espiritual que puedan ayudar a la reflexión y a la oración del peregrino. Fácil no va a ser. Pero los peregrinos hablan de que han tenido una buena hospitalidad y, no obstante, les hace falta ese acompañamiento espiritual, son preocupaciones que ellos han manifestado. En la Catedral vamos a aumentar las misas del peregrino, probablemente serán cinco diarias, para que la gente pueda participar sin agobios. Vamos a organizar también vigilias de oración con exposición del Santísimo. Otra iniciativa son los centros de información y acogida en diversas lenguas, al menos en alemán, francés e italiano, a cargo de las propias conferencias episcopales, un sitio en donde escuchar y mantener un diálogo con los peregrinos. Desde abril funciona el de los alemanes, en la antigua casa sacerdotal.

¿Vendrá el Papa?

Es difícil, pero la cuestión no está cerrada, la posibilidad existe.

¿Tendrá obispo auxiliar que le ayude con tanto trajín?

Vamos a ver. Que sea lo que Dios quiera.

jramor@vidanueva.es

En el nº 2.670 de Vida Nueva.

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