OBITUARIO: Zilda Arns: adiós a la madre de Brasil

Muere en el seísmo de Haití la fundadora de la Pastoral de la Infancia

Zilda-Arns(Graziela Cruz– Brasil) La tragedia en Haití le ha quitado a Brasil a una de sus más importantes defensoras de la vida e incansable luchadora contra la mortalidad infantil: la pediatra Zilda Arns Neumann, de 75 años, fundadora y coordinadora internacional de la Pastoral de la Infancia que, creada en Brasil en 1983, hoy está presente en una veintena de países. La doctora Zilda estaba en Haití para participar en un encuentro de la Conferencia de Religiosos de los Países Caribeños y motivar a los líderes y voluntarios de esta Pastoral en el país. Con ella también murieron 16 sacerdotes que estaban en el edificio. La religiosa Rosangela Altoé, de 56 años de edad, secretaria de la Pastoral, que acompañaba a Zilda en el viaje y que estaba a dos metros de ella, ha sobrevivido. Cuando regresase a Brasil, la doctora Zilda iba a ser entrevistada por Vida Nueva, que había contactado con ella hace varias semanas.

Arns, hermana del cardenal arzobispo emérito de São Paulo, Paulo Evaristo Arns, nació en 1934 en la ciudad de Forquilhinha, en el Estado de Santa Catarina. Tras completar sus estudios de Medicina en la Universidad de São Paulo, se especializó en Salud Pública. En 1983, a sugerencia de su hermano el cardenal, creó la Pastoral de la Infancia, que fue asumida por el Episcopado brasileño como un órgano de atención a menores de hasta 6 años de edad de comunidades pobres.

Zilda Arns diseñó un sistema para enseñar medidas de higiene y a preparar suero casero que evite la deshidratación por diarrea. Además, creó un método revolucionario en el tratamiento de la desnutrición infantil que se basa en la utilización de desechos como las cáscaras de huevos, hojas verdes y semillas.

El secreto del éxito de esta Pastoral está en la capilaridad, en la capacidad de multiplicar líderes que trabajan voluntariamente en esta misión de salvar vidas. En su gran mayoría son mujeres, a las que se capacita técnica y científicamente en acciones básicas de salud, nutrición, educación y ciudadanía. Hoy son más de 260.000 los voluntarios que transmiten fe, vida y educación.

Con unos costes bajísimos, la doctora Zilda encontró una forma eficiente de combatir la mortalidad infantil que actualmente se aplica para beneficio de millones de niños. Tan sólo en Brasil, esta Pastoral atiende a más de 40.000 comunidades en 4.063 municipios y 7.000 parroquias de 272 diócesis y prelaturas; son 1.985.347 niños y 108.342 embarazadas de 1.553.717 familias. En 1983, el 50% de los niños estaban desnutridos; hoy día son el 3,1%. La mortalidad infantil también se ha reducido drásticamente: en 1982, fallecían 82,8 niños por cada mil nacidos; hoy hay 13 muertes por cada mil nacidos vivos. El coste niño/mes es de menos de un dólar.

En más de 20 países

Además de Brasil, la Pastoral de la Infancia está presente en Argentina, Bolivia, Colombia, Paraguay, Uruguay, Perú, Venezuela, Guatemala, Panamá, República Dominicana, Haití, Honduras, Costa Rica, México, Angola, Guinea-Bissau, Guinea Conakry, Mozambique, Filipinas y Timor Oriental.

El presidente brasileño, Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva, acudió al funeral de la doctora Zilda, donde anunció que propondrá su nombre para el Premio Nobel de la Paz post mortem: “Cualquier brasileño que hoy cierre los ojos verá el rostro de la doctora Zilda. Ha sido una gran pérdida para Brasil y para el mundo. Una persona que ha dedicado su vida a cuidar a los necesitados y a practicar la solidaridad. Murió haciendo una de las cosas más sagradas que sabía hacer: visitar a las personas pobres”.

Para el recuerdo queda la conferencia que Zilda Arns pronunció en Haití minutos antes de morir: “Tuve la seguridad de seguir la metodología de Jesús: organizar al pueblo en pequeñas comunidades; identificar a líderes, familias con embarazadas y niños menores de seis años. Así como Jesús ordenó que mirasen si todos estaban saciados, tendríamos que implantar un sistema de información con algunos indicadores de fácil comprensión, incluso para líderes analfabetos. Sentí que ahí estaba la metodología comunitaria, pues podría desarrollarse a gran escala en las diócesis, parroquias y comunidades. No sólo para salvar vidas de niños, sino también para construir un mundo más justo y fraterno. Sería la misión del ‘Buen Pastor’, que está atento a todas las ovejas, pero da prioridad a aquéllas que más lo necesitan. Los pobres y los excluidos. (…) Como los pájaros, que cuidan de sus hijos al hacer un nido en lo alto de los árboles y en las montañas, lejos de depredadores, amenazas y peligros, y más cerca de Dios, debemos cuidar de nuestros niños como un bien sagrado, promover el respeto a sus derechos y protegerlos”.

gaparecida@vidanueva.es

En el nº 2.692 de Vida Nueva.

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