El terremoto de Haití acabó con la vida de casi 50 consagrados

Un informe de su Conferencia de Religiosos detalla también las pérdidas materiales de las congregaciones

Un redentorista ante las ruinas de su iglesia

Un redentorista ante las ruinas de su iglesia

(J. L. Celada) Un recuento reciente, que sitúa en más de 170.000 el número de víctimas mortales causadas por el terremoto que asoló Puerto Príncipe el 12 de enero, cifra en 47 el total de religiosos y religiosas que perdieron la vida en esta catástrofe. Así lo confirma un minucioso informe difundido por la Conferencia Haitiana de Religiosos (CHR), del que se han hecho eco –entre otros– la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR) y la agencia Fides, de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.

Si bien están “a la espera de tener el número total de víctimas de todas las congregaciones”, en nombre del presidente de la CHR, la hermana Maryse George, sfa, detalla las comunidades religiosas afectadas por la tragedia, tanto en pérdidas humanas como materiales. Así, desde la CHR –cuya sede quedó también completamente arrasada–, se habla de hasta 32 congregaciones y órdenes religiosas que han sido víctimas directas del suceso.

Las Hijas de María, además de lamentar la pérdida de sus escuelas y casas, todavía lloran hoy la muerte de 13 de sus hermanas en la casa madre –entre ellas, la superiora provincial, Bernadette Hilaire– y tres empleadas. Los Montfortianos, que se han quedado sin casa, escuela e iglesia, cuentan 11 víctimas entre los suyos. Idéntica suerte corrieron seis Hijas de la Sabiduría, así como una empleada de esta congregación, cuyas casas (cinco) y escuela ya no existen. Y cuatro Hermanitas de Santa Teresa, que perdieron la vida junto a siete profesores y 60 alumnos de sus cinco escuelas, hoy por los suelos, como sus dos casas.

También han registrado víctimas mortales entre sus miembros las Hijas de María Inmaculada Reina (dos religiosas y ocho jóvenes de su escuela), los Hermanos de la Instrucción Cristiana (dos religiosos y casi medio centenar de alumnos de tres escuelas), los Hermanitos de Santa Teresa (dos fallecidos, a los que se suma la desaparición de cinco escuelas), los Salesianos (un coadjutor y dos estudiantes de Teología) y otras congregaciones que, de entre los escombros a los que se han visto reducidos bastantes de sus centros de vida y trabajo, han acabado rescatando sin vida a alguno de los suyos. Tal es el caso de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, los Padres de la Santa Cruz, los Espiritanos o las Hermanas de Santa Ana.
Han perdido, asimismo, sus lugares habituales de residencia en la capital las Religiosas de Jesús María, la Sociedad del Sagrado Corazón, los Marianistas, las Misioneras de Scheut, los Hermanos Misioneros de San Alfonso Ligorio, los Misioneros del Corazón Inmaculado de María, las Oblatas de María Inmaculada y las Hermanas Dominicas de la Presentación.

Escuelas en ruinas

Aparte de sus casas, no pocas familias religiosas ha visto convertidas en ruinas muchas de sus obras, fundamentalmente sus escuelas: se trata de las Hijas de María Auxiliadora, los Hermanos del Sagrado Corazón, los Redentoristas, las Hermanas de San José de Cluny o las Misioneras de la Inmaculada Concepción. Los Misioneros del Sagrado Corazón, por su parte, han perdido su Filosofado, y las Hermanas de Cristo María Alfonso, su orfanato. Otras órdenes y congregaciones, como los Franciscanos (Hermanos Menores), los Clérigos de San Viator o las Hermanas de la Caridad de San Hyacinthe se han quedado también sin residencias, noviciados y escuelas.

Finalmente, el informe de la CHR da cuenta de instalaciones, como las de las Hermanas de la Caridad de San Luis (casa provincial, colegio…), que “se encuentran sin poder usarse”, o las de las Hermanas de San Francisco de Asís, “muy dañadas”. Situaciones ambas que explican el porqué de otro de los reclamos de los religiosos haitianos: “También tenemos necesidad de un experto para verificar el estado de las casas, así como demoledores para quitar los escombros”. Mientras, piden “la gracia y la misericordia del Señor”, y animan a sus hermanos en la isla caribeña a ser fuertes.

 

EL PESO DE LA DEUDA

Organizaciones eclesiales y civiles del mundo entero siguen reclamando la supresión total de la deuda de Haití. Una petición dirigida especialmente al Fondo Monetario Internacional (FMI), que, antes de acordar nuevos créditos, debería condonar una deuda que “ha contribuido a destruir nuestro país”, denuncian desde la isla caribeña.

Mientras tanto, la reciente reunión del G-7 en Iqualit, al norte de Canadá, ha decidido perdonar
las deudas más inmediatas de Haití. Una medida que, sin embargo, no afecta a las altas sumas acumuladas con anterioridad y que fueron contraídas, sobre todo, con los grandes organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En el nº 2.695 de Vida Nueva.

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