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portada Pliego Francisco de Asís y la paz 3053 octubre 2017
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Francisco de Asís y la paz

Vivimos un tiempo de avances espectaculares en la defensa de la vida. La ciencia trabaja en muchos campos del conocimiento para procurar una existencia digna en nuestro planeta, y somos conscientes, los que pertenecemos a la cultura occidental, de que estamos en una etapa privilegiada de la historia si la comparamos con las anteriores. En la actualidad, se lucha con más fuerza para que a nadie le falte el pan, el agua, la formación y la salud, elementos que constituyen las necesidades básicas para que una vida se pueda decir que es humana.

A la par, se busca y se defiende una cualificación mayor de la existencia; pretendemos que se disfruten todos los derechos que dignifican la vida, como son la justicia, la libertad, el trabajo, la familia, etc. La Carta de los Derechos Humanos explicita la conciencia del valor que entraña el hombre. (…)

Sin embargo, queda aún mucho por hacer en la defensa de la naturaleza. Por ejemplo: la escasez de agua y la deforestación de gran parte de la tierra. Cada verano asistimos al espectáculo de los incendios provocados por pirómanos, rayos, bomberos y empresarios de la madera y de la construcción. A estos datos se añaden los que aportan los organismos internacionales que afectan a toda la humanidad.

Dos tercios de nuestra tierra son agua. Del otro tercio, si se descuenta la parte árida o semiárida y la tundra, resta solo un 10% de tierras válidas para el cultivo. Y cada año se pierden seis millones de hectáreas y veinte quedan empobrecidas por las necesidades de la industria del primer mundo y del hambre del tercero, además de otras causas complejas de una economía de no fácil manejo.

Y también queda mucho por hacer en el ámbito de la convivencia, de la paz. Por un lado, integrar en el desarrollo a las poblaciones que habitan en regiones sumidas en la pobreza e incultura y marginadas en la formación, investigación, producción y distribución de bienes materiales y humanos. Por otro lado, procurar la concordia entre los pueblos que viven sumidos en conflictos permanentes o en guerras que matan a las generaciones jóvenes y destruyen la convivencia entre todos.

Muchas voces se han levantado en el mundo musulmán para restituir el Estado a los palestinos; sin embargo, mantienen con una crudeza increíble la primera guerra civil entre sunitas y chiítas en Oriente Medio, dejando a sus países y ciudadanos en la miseria humana y material, y obligando a emigrar a buena parte de su población, que encuentran la muerte en el Mediterráneo y la marginación en Europa. (…)

Con razón comenta el papa Francisco: “Sin embargo, la religión no solo está llamada a desenmascarar el mal, sino que lleva en sí misma la vocación a promover la paz, probablemente hoy más que nunca. (…) Nosotros, como cristianos –y yo soy cristiano– no podemos invocar a Dios, Padre de todos los hombres, si nos negamos a conducirnos fraternalmente con algunos hombres, creados a imagen de Dios. (…) Hoy se necesitan constructores de paz, no de armas, hoy se necesitan constructores de paz, no provocadores de conflictos; bomberos y no incendiarios; predicadores de reconciliación y no vendedores de destrucción”.

En este sentido, siempre se ha contemplado a Francisco de Asís como un pregonero de la paz, como una persona a quien recurrir para ofrecer un horizonte pacífico a las violencias individuales y colectivas.

Índice del Pliego

  • 1. Los anhelos de paz
  • 2. Francisco de Asís
  • 2.a. La paz interior
  • 2.b. Misión de paz
  • 2.c. Propuesta al cristianismo y al islam
  • 2.d. Testigo de la paz
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