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Una vida en imágenes


Estos dos volúmenes, magníficamente editados, dan cuenta de una de las grandes figuras de la Iglesia española del s. XVI: el santo agustino Tomás de Villanueva.

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Título: Santo Tomás de Villanueva, I. Estudios y láminas y II. Corpus iconográfico

Autores: Antonio Iturbe Saiz y Roberto Tollo (Coordinadores)

Editorial: Ediciones Escurialenses y Biblioteca Egidiana

Ciudad: Madrid-Tolentino, 2013

Páginas: 366 pp. y 365 pp.

MARCIANO VIDAL (C. SS. R.) | Nos encontramos ante una obra impresionante, en los varios y positivos significados que tiene esta expresión: impactan las magníficas representaciones gráficas y causa admiración el que se haya conseguido la contribución de unas 145 instituciones y personas, el que se ofrezcan 17 estudios de otros tantos especialistas, el que se reproduzcan 535 representaciones (cada una con su propia ficha técnica) y el que la obra sea introducida por el entonces general de la Orden Agustiniana, P. Robert F. Prevost, y prologada por el provincial de la española provincia matritense, P. Miguel Ángel Orcasitas Gómez.

Todo este esfuerzo bien se lo merece santo Tomás de Villanueva –Tomás García Martínez era su nombre civil–, nacido en Fuenllana, junto a la ciudad manchega de Villanueva de los Infantes, en 1486; ingresado en la Orden de San Agustín en Salamanca, el año 1516, tras haber estudiado artes y teología en Alcalá de Henares, donde también se inició como profesor; prior provincial, en cuyo mandato pasaron a América entre 20 y 30 misioneros agustinos; arzobispo de Valencia (1544), sobresaliendo en el ministerio episcopal por su predicación y por su caridad hacia los pobres. Murió en 1555 y fue canonizado en 1658.

Es una de las grandes figuras de la Iglesia española del s. XVI. Como dice el padre Orcasitas, especialista en historia de la Iglesia, “se trata, sin duda, de una figura esencial en el panorama renovador no solo de la Orden, sino también de la Iglesia en España en la primera mitad del s. XVI”. Pero a esa valía no ha correspondido, hasta el momento, el merecido aprecio en estudios académicos y en la general sensibilidad de las personas de la Iglesia y de la cultura.

La obra que presentamos es una digna excepción, y ojalá constituya un acicate para ulteriores estudios. Se compone de dos volúmenes: el primero está dedicado a estudios (en los que no faltan las confirmaciones iconográficas) y a láminas; el segundo contiene el corpus iconográfico: la reproducción de 535 representaciones con su correspondiente ficha técnica; en este segundo volumen sigue una extensa bibliografía general, así como otros índices analíticos de diversa temática.
 

Mérito iconográfico

Aunque la obra está dedicada preferentemente a la iconografía del santo, cuya figura y hechos atrajeron, desde el principio, el interés de los artistas (entre ellos, Zurbarán, Murillo, Juan de Juanes, Carreño, Maella, Coello, Ribalta, Giordano), no faltan en ella estudios valiosos sobre la biografía de Villanueva (A. Llin Cháfer), sobre su actividad caritativa (R. Tollo, P. Moreno), sobre su labor educativa mediante la fundación del seminario-colegio mayor Presentación de Nuestra Señora (J. Máximo Lledó). Hay también tres interesantes estudios sobre las fiestas populares con motivo de la canonización del santo, algo que hoy es tenido muy en cuenta en la historiografía del catolicismo postridentino. Naturalmente, el mérito mayor de la obra está en el estudio iconográfico con las reproducciones correspondientes. Son magníficas las 95 láminas con las que se cierra el primer volumen y en las que se reproducen pinturas, esculturas, vidrieras y otras formas de representación artística.

Sugiero al lector que comience por el artículo “Iconografía de Santo Tomás de Villanueva” (volumen I, pp. 27-44), debido a la pluma de A. Iturbe. En él se hace una síntesis de los datos necesarios para el conocimiento iconográfico de Tomás de Villanueva. El autor ha investigado unas mil imágenes, organizadas en unos 70 títulos o epígrafes distintos. Por lo demás, el fraile agustino A. Iturbe es el alma de la magna obra que estamos presentando aquí. Ha sido profesor de iconografía en el Instituto Patrístico de Roma. Actualmente, es prior del convento de El Escorial. Conoce el monumento felipino de El Escorial por fuera y por dentro, en la superficie y en los alcantarillados. Además de conocerlo y de apreciarlo, sabe transmitir todos esos conocimientos y esos aprecios a otras personas, no solamente en las visitas puntuales, sino participando en la preparación de exposiciones de carácter extraordinario.
 
 

Gran labor agustiniana

La obra está magníficamente editada. Fue impresa en Pollenza (Italia) bajo la responsabilidad de Ediciones Escurialenses (Madrid) y de la Biblioteca Egidiana (Tolentino). No es mala ocasión para agradecer la labor que los agustinos de El Escorial vienen realizando en bien de la cultura en general y de la cultura religiosa en particular a través de las Ediciones Escurialenses (libros y revistas, entre estas la longeva y benemérita La Ciudad de Dios) y mediante la atención esmerada e inteligente a la riquísima biblioteca, al edificio con sus contenidos histórico-artísticos y a las celebraciones litúrgicas. El Escorial depende de Patrimonio Nacional; pero, en su conservación es imprescindible la labor de la comunidad agustiniana, así como, en sus comienzos, lo fue la de la Orden Jerónima.

En el nº 2.905 de Vida Nueva

Actualizado
01/08/2014 | 07:00
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