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Palabras que deben ser rescatadas


HABLANDO-EN-CRISTIANO

HABLANDO EN CRISTIANO

Marcus J. Borg

PPC

Madrid, 2012.

254 pp.

En su largo ejercicio como sacerdote, catedrático e investigador, el canónigo teólogo de la catedral de Portland en Oregon, Marcus J. Borg, ha recogido las experiencias y reflexiones de este libro, que se propone responder por qué el lenguaje cristiano ha perdido su significación y vigor, y cómo recuperarlo.

Borg es luterano y parte de una persuasión firme: “ser parte de una religión es ser capaz de hablar y comprender su lenguaje”.

La realidad muestra, sin embargo, que “el lenguaje cristiano se está convirtiendo en algo extraño”. No se refiere, desde luego, a la dificultad de los redactores de noticias religiosas para distinguir una homilía de un sermón o una pastoral de una encíclica. Esas son dificultades menores de lenguaje frente al equívoco omnipresente en palabras como Dios, Jesús, Salvación, Misericordia.

Borg explica, con el lenguaje sencillo del catedrático, que “hay dos razones por las que el lenguaje cristiano es con frecuencia mal entendido hoy. La primera es el marco cielo-infierno. La segunda es la comprensión literalista del lenguaje bíblico y cristiano” (pág. 17).

En el marco cielo-infierno encuentra cuatro elementos: la vida después de la muerte, el pecado y el perdón, la muerte de Jesús por nuestros pecados y la fe.

Aparte de la simplificación cielo-infierno, el literalismo es la otra fuente de confusiones del lenguaje cristiano. El literalista es quien lee la Biblia con la convicción de que si es la Palabra de Dios, e inspirada por el Espíritu Santo, en la Biblia no hay cabida para el error y cada una de sus afirmaciones es infalible. Si allí se afirma que el universo fue creado en siete días, es un hecho que no admite duda; y sucesos como el diluvio, las diez plagas, el mar que formó dos murallas para que cruzara el pueblo elegido, la concepción virginal de Jesús, son hechos que debieron suceder realmente. “En la mentalidad de estos cristianos es importante que estos eventos sucedieran porque si no la Biblia y el cristianismo no serían verdad”(pág. 29).

“El impacto del literalismo en el lenguaje cristiano, agrega, hace increíble para muchos la Biblia y el cristianismo” (pág. 33).

El choque entre ciencia y fe es uno de los resultados de esta lectura de la Biblia; a este efecto negativo sigue dentro del propio cristianismo una visión de la historia de salvación tan ajena a la realidad que se reveló en Jesús, que es como si se tratara de religiones distintas.

A lo largo de las páginas de este libro, al estudiar 22 temas distintos, el autor aplica la lectura histórico metafórica que, opuesta a la literalista, revela al lector una dinámica renovadora y renovada del lenguaje cristiano. Sucede, por ejemplo con la palabra Salvación.

El literalismo hace increíble la Biblia y el cristianismo. A lo largo de las páginas de este libro, el autor aplica la lectura histórico metafórica que, opuesta a la literalista, revela al lector una dinámica renovadora y renovada del lenguaje cristiano.

 

¿Qué significa Salvación? 

Según Borg, esta palabra tiene un 80% de asociaciones negativas: salvarse del azufre infernal, con un trasfondo de llamas crepitantes. Así “la salvación estaba cargada de ansiedad y subsumida en un cristianismo basado en el miedo. Para algunos la amenaza del infierno había sido usada emocionalmente de forma abusiva y manipuladora para controlar sus conductas” (pág. 42).

Otros rechazan la connotación excluyente de esta palabra: “Se les decía que solo los cristianos podían salvarse”. “La salvación estaba asociada a una aguda división entre aquellos que eran salvados y los que no lo eran” (pág. 42).

Después de un examen de los sentidos negativos e incorrectos de la palabra, el autor emprende la recuperación de su sentido con ayuda de los diccionarios, fuentes a las que acude como parte de su método. Allí encuentra que coinciden: la salvación es liberación.

La otra fuente es la Biblia: ¿allí, cuál es el sentido de la palabra salvación?

“Nos habla de la transformación de la vida antes de la muerte, de transformación personal y de transformación política” (44). “Salvación en la Biblia, rara vez se relaciona con la vida después de la muerte” (pág. 45). Usando el enfoque histórico simbólico, el autor explora en los textos del Antiguo Testamento el sentido de esta palabra y encuentra que “implica liberación de la estructura de esclavitud económica en Egipto, liberación de la esclavitud política, liberación de la esclavitud religiosa”. Y concluye: “la salvación como liberación de todos estos tipos de esclavitud, dio forma a la vida del antiguo Israel” (pág. 47).

En el marco histórico del exilio judío en Babilonia, la salvación es el regreso a su tierra después del exilio, es “rescate y liberación del peligro” (pág. 50).

Y en el Nuevo Testamento salvación es “ver de nuevo, ver de verdad”, “regresar de la muerte a la vida para tener un nuevo tipo de vida”. 

Además de ser algo personal, la salvación es una realidad colectiva y tiene que ver “con el tipo de mundo en que vivimos” (pág. 55). “Un principal significado de salvación en la Biblia es la paz y la no violencia” (pág. 57).

Así, pues, resume y enfatiza Borg: “Salvación es transformación personal y también transformación de este mundo. Por eso la Salvación es una doble transformación: nuestra y del mundo” (pág. 59).

Por las palabras a una nueva visión

Y así como lo ha hecho con esta palabra, el autor guía al lector para que comprenda lo que a través de la historia ha ocurrido con palabras como Dios, carácter de Dios, Jesús, Pascua, fe, misericordia, rectitud, pecado, perdón, hasta juntar 22 capítulos.

Al hacer este recorrido pensaba en predicadores, maestros, catedráticos y en lectores de toda clase que, guiados por palabras a las que se les ha cambiado el sentido, o no llegan a ninguna parte o se pierden en el bosque de los sinsentidos. 

Para no perderse, pero sobretodo, para descubrir la riqueza de la palabra cristiana, fue escrito este libro.

Javier Darío Restrepo

Actualizado
25/01/2015 | 00:00
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