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Orar y contemplar con el arte. Adviento y Navidad


Un libro de Luis Fernando Crespo (PPC, 2013). La recensión es de José María Avendaño Perea

Orar y contemplar con el arte. Adviento y Navidad, Luis Fernando Crespo, PPC

Título: Orar y contemplar con el arte. Adviento y Navidad

Autor: Luis Fernando Crespo

Editorial: PPC, 2013

Ciudad: Madrid

Páginas: 128

JOSÉ MARÍA AVENDAÑO PEREA | Una sencilla mirada al cielo, un impulso del corazón, tanto en los tiempos hermosos de la existencia como en los tiempos aciagos. Así nos refiere santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz la esencia de la oración. Y esa es la bella experiencia que he tenido al dejarme empapar por este entrañable manual de oración para el Adviento y la Navidad preparado por el marianista Luis Fernando Crespo.

Ya en el prólogo, Dolores Aleixandre nos habla de la habilidad creyente de quien ha sabido articular la sobriedad de los comentarios para dejar paso enseguida a la imagen y guardar silencio después. Y, en el epílogo, Isabel Cano recoge como en un ramillete el esencial equipaje del creyente: la escucha de la Palabra y la admiración del Creador.

De la mano de conocidos maestros de la pintura, el autor se deja llevar como un niño deja conducir su vida por quien le merece confianza. Eligiendo a nombres como Vermeer, Goya, Gustav Klimt, Pissarro, Zurbarán, Rembrand o Rupnik, consigue tocar el corazón y elevar el alma.

Escoger el texto escrito junto a una pintura es un atinado ejercicio que ayuda a articular la expresión artística como un camino hacia Dios, un alimento para crecer en la oración, en la relación con Él. Oración y contemplación, con el objetivo de admirar el Amor, abandonándose en el silencio de la mirada.

Hay obras que con seguridad nacen de la fe y expresan la fe: La Inmaculada Concepción, El nacimiento de Cristo, Que todos sean uno, Cristo Resucitado…; otras muestran escenas de la vida cotidiana: La lechera, Avenida de la ópera, Pastor tocando la dulzaina…, pero todas hacen que nuestro pensamiento se dirija hacia Dios, la fuente de toda belleza.

Desde el primer domingo de Adviento al primer domingo después de la Epifanía, se va desgranando, día a día, la hermosura de la Palabra de Dios. En el ejercicio de conjugar oración y contemplación, estas páginas nos adentran en el recogimiento y el silencio ante el misterio del amor de Dios, la alegría de la Encarnación. “Esta es la señal de tu amor: cada vez que nos acercamos a María, te encontramos como un niño envuelto en pañales… Nos llamas a adorarte en la carne recién nacida, a vivir también hoy el misterio de Belén”. Así suenan las palabras dirigidas al Señor el día de Navidad. Y, como en cualquiera de las otras fechas aquí recordadas, sus oraciones nos sumergen en el corazón del Creador y nos regalan esperanza y alegría.

Con un lenguaje sencillo, de corazón a corazón, de tú a Tú, el autor ora al Señor como quien trata de amistad: “Déjanos mirarte, Señor, pon amor en nuestra mirada, que así podamos reconocerte”. ¡Gracias, Luis Fernando!

En el nº 2.872 de Vida Nueva.

Actualizado
22/11/2013 | 07:50
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