Libros

La soledad de Dorothy Parker


En ‘El revés de la trama’ una obra de Dorothy Parker (Nórdica, 2013). La recensión es de Javier Morales.

Una rubia imponente<

Título: Una rubia imponente

Autor: Dorothy Parker

Editorial: Nórdica, 2013

Ciudad: Madrid

Páginas: 112

JAVIER MORALES | Un país necesita de una literatura, una narrativa (da igual el formato) que cuente su historia y la vida de sus habitantes. Si ese país, además, quiere convertirse en un imperio, la apuesta debe ser doble. Así lo entendieron en los Estados Unidos en el siglo XIX. Frente a la preponderancia de la literatura escrita en Inglaterra, los gobernantes yanquis de entonces decidieron apoyar públicamente a sus escritores, no tanto con ayudas sino más bien mediante un apoyo moral y ejemplar. Despegó entonces una literatura (Twain, Hawthorne, James, Melville, Whitman, Emily Dickinson, Edith Warton…) que hoy día predomina en el mundo por méritos propios, por su riqueza y por su anclaje a la vida.

El siglo XX literario sería impensable sin narradores como Capote, Welty, O’Connor, Faulkner, Fitzgerald, Hemingway, McCullers, Cheever, Updike, Pinchon y tantos otros. Escritores que abrieron zanjas literarias, nuevos caminos que iluminaron la obra de otros narradores. Uno de estos escritores, en este caso escritora, por la que siento una gran admiración y que releo de tanto en tanto es Dorothy Parker (1893-1967).

La editorial Nórdica ha publicado uno de sus relatos más conocidos, Una rubia imponente, por el que recibió el prestigioso premio O’Henry. El título puede llevar a engaño a quienes piensen que se trata de un cuento frívolo o superficial. Como en muchos de sus cuentos, detrás de una aparente ligereza siempre hay un fondo de tristeza, eso sí, narrado con un fino y cáustico sentido del humor.

Narradora y poeta, autora de teatro, ligada para siempre a la ciudad de Nueva York, Dorothy Parker destacó por su agudeza, su ingenio y su compromiso social. Con la excusa de los conflictos de pareja, Parker nos hablaba de otras cosas, más importantes y de más calado, sin que uno se dé cuenta. Murió en la habitación de su hotel, a los 74 años, acompañada de su perro y de un whisky escocés, en la misma soledad que muchas de las protagonistas de sus cuentos.
 
En el nº 2.890 de Vida Nueva

Actualizado
11/04/2014 | 09:22
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