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La pascua de los sentidos


Una obra de Benjamín González Buelta, SJ (Sal Terrae, 2013). La recensión es de Rosa Carbonell

La pascua de los sentidos, Benjamín González Buelta, Sal Terrae

Título: La pascua de los sentidos

Autor: Benjamín González Buelta, SJ

Editorial: Sal Terrae, 2013

Ciudad: Santander

Páginas: 208

ROSA CARBONELL | Las palabras que encabezan este comentario, que insistentemente repite el jesuita Benjamín González Buelta en su libro de poesías La pascua de los sentidos, son la forma que tiene el autor de expresar su convencimiento de que los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola llevan a cabo una educación de la afectividad en quien se expone a esta experiencia.

Esta educación de la afectividad lleva consigo una educación de la sensibilidad, y de ello tratan estos poemas oracionales: de ayudar al ejercitante a que se ponga a tiro de experimentar lo mismo que san Ignacio en Manresa, cuando, según sus propias palabras, “se le iluminaron los ojos del entendimiento y le parecieron todas las cosas nuevas” (cf. Autobiografía, n. 30).

El autor organiza su libro, siguiendo la estructura de los Ejercicios, en seis bloques, cada uno de ellos dedicado, en primer lugar, a la reflexión orante sobre los prolegómenos de los propios Ejercicios y, a continuación, a cada una de las llamadas semanas de ellos, y a la contemplación para alcanzar amor. Precede un prólogo, en el que González Buelta contextualiza la situación del ejercitante de hoy, expuesto a un bombardeo de imágenes y de sensaciones que necesita purificar, para –según la terminología ignaciana– disponerse a la acción de Dios en él; una acción que implica un cambio de vida, quizás no visible exteriormente, pero no por ello menos transformadora. Esa transformación permite a quien hace los Ejercicios descubrir la presencia de Dios en toda realidad, para en todo amar y servir.

Los poemas de cada bloque ayudan a orar en el marco de algunas frases del libro de los Ejercicios. Cada poema va precedido por una de ellas. Son poemas en su mayoría breves, incisivos y, en opinión de quien esto escribe, tremendamente actuales y modernos en su forma y en su contenido.

La pascua de los sentidos tiene que ver con la pasión de quien se deja configurar por el Señor Jesús, por sus afectos y sus sentimientos. En la experiencia de los Ejercicios Espirituales completos, la última de las cinco horas diarias de contemplación, a partir de la segunda semana, consiste precisamente en aplicar los sentidos. No hay ya nada que discurrir, sino simplemente mirar, oír, tocar, oler y gustar la infinita dulzura del Dios hecho hombre.

En resumen, estamos ante un libro que puede muy bien ayudar, que no otro era el deseo de Ignacio de Loyola. Y ayudar no solo durante los días de Ejercicios, sino en muchas ocasiones de la vida de todos los días, que no a otra cosa se dirigen los Ejercicios.

En el nº 2.877 de Vida Nueva

Actualizado
09/01/2014 | 21:34
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