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‘La empatía es posible’


Un libro de Anna Carpena (Desclée De Brouwer) La recensión es de Fernando Cordero, SS.CC.

La empatía es posible, libro de Anna Carpena, Desclée De Brouwer

Título: La empatía es posible. Educación emocional para una sociedad empática

Autora: Anna Carpena

Editorial: Desclée De Brouwer

Ciudad: Bilbao, 2016

Páginas: 224

FERNANDO CORDERO, SS.CC. | Anna Carpena Casajuana (Terrassa, 1950), maestra y especialista en gestión de las emociones, fomenta el crecimiento personal de educadores y padres, convencida de que educarse para educar enriquece a todos. Ha sido pionera en Cataluña al introducir programas de educación socioemocional en la escuela.

La tesis sobre la que pivota este libro es que la empatía no es una cualidad de algunos, sino una capacidad humana que evoluciona. Puede ser desarrollada y, en este sentido, la educación juega un papel fundamental. El itinerario de crecimiento parte desde la empatía con uno mismo, continúa con los más próximos, trasciende al propio grupo, llegando a sentimientos universales de consciencia de formar parte de la humanidad. Un aspecto llama la atención en toda la obra: el tener siempre presentes nuestras emociones, que solemos olvidar, al estar mucho más centrados en el razonamiento.

A lo largo de las páginas vemos cómo la autora, con una dilatada experiencia en educación emocional, combina la reflexión y la fundamentación con la práctica.

El volumen está dividido en tres partes: la primera, con análisis de lo que se entiende por empatía, donde se expone que el sentimiento por el género humano ha de aceptar la propia naturaleza para seguir evolucionando. Se refiere a las bases de la empatía en la neurociencia, con referencia a las investigaciones sobre las neuronas espejo. Dichas neuronas contribuyen a explicar el comportamiento humano a favor de los demás. Esto activa respuestas emocionales de carácter interpersonal y social. Es muy interesante la reflexión sobre el altruismo como conducta prosocial.

La segunda parte desciende a lo concreto de la empatía con la infancia, primer paso para educarla. Cuenta con varias propuestas de actividades, en clave de sugerencia. Invita a los educadores a ponerse en el lugar del educando, desde la comprensión empática. Habla de la importancia de crear medios facilitadores de experiencias adecuadas, con el cometido de desplegar las capacidades empáticas de los niños. Lanza un gran desafío en torno a los docentes que requieren los educandos: “Un profesorado que sepa ser feliz y sepa contagiar optimismo e ilusión” (p. 123).

Finaliza la última parte con la presentación de propuestas en forma de actividades, orientaciones y sugerencias, con abundantes recursos. Destaco las orientaciones para el desarrollo de resiliencia en niños y niñas que, sin ser unas recetas, facilitan un reequilibrio personal después de hechos traumáticos. O elementos tan importantes del aprendizaje como la autonomía para tener criterio propio, la curiosidad, la motivación o el esfuerzo.

A mí este libro me ha recordado algunos destacados títulos de la reconocida colección ‘Serendipity’, de la misma editorial, que nos hacían vibrar con una manera de abordar la vida como oportunidad para abrirnos al Otro, a todo otro desde nuestra realidad personal, quizás objetivo principal de la empatía.

En el nº 2.996 de Vida Nueva

Actualizado
08/07/2016 | 00:29
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