En ‘El revés de la trama’, un libro de relatos de Ryszard Kapuściński (Anagrama). La recensión es de Javier Morales
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Título: Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo
Autor: Ryszard Kapuściński
Editoriales: Tropo Editores
Ciudad: Barcelona, 2005
Páginas: 128
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JAVIER MORALES | Comparto con ustedes mi última recomendación literaria en este Revés de la trama. Y me gustaría hacerlo con un pequeño libro que habla de dos de mis grandes pasiones: la literatura y el periodismo, que en muchas ocasiones se encuentran. Aunque publicado en 1999, antes de que la revolución digital trastocase los cimientos del periodismo y de la cultura, Los cínicos no sirven para este oficio, del escritor y periodista polaco Ryszard Kapuściński (1932-2007), tiene hoy incluso más vigencia que cuando se editó, puesto que el deterioro del oficio se ha agrandado desde entonces.
Se trata de un pequeño volumen que recoge la conversación entre Kapuściński y la periodista Maria Nadotti en la VI Convención ‘Redactor Social’, celebrada en Italia en 1999, en torno al oficio. Corresponsal de guerra, viajero infatigable, autor de grandes libros, como El emperador o Ébano (toda su obra en castellano está publicada en Anagrama), el autor polaco parte de su propia experiencia y de sus lecturas para darnos las claves que debe reunir un buen periodista, un buen narrador: una cierta capacidad de sacrificio, el deseo de profundizar y de ampliar los conocimientos y una vocación en la que debe estar ausente el deseo de hacerse rico. Y asegura: “Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer, buenos seres humanos”.
La capacidad para mimetizarse con el entorno, con las personas de las que habla en sus narraciones, la habilidad para convertir el detalle en una característica global, señala Nadotti en la introducción, es una de las cualidades que convierten a Kapuściński en un escritor singular, en un maestro.
Solo me queda darles las gracias a ustedes, queridos lectores, por seguirme semana tras semana y a los directores de Vida Nueva con los que he trabajado, Juan Rubio y José Beltrán, así como a su excelente equipo de profesionales por haber hecho que eso fuera posible. Hasta pronto.
