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‘Cristo, Señor e Hijo de Dios’, ‘El Espíritu Santo como amor-don’ y ‘La Iglesia. Comunión de hermanos’


Presentamos aquí tres sencillos y educativos libros que contribuyen a alentar la confesión del Credo (Sal Terrae). Recensiona José María Avendaño Perea

‘Cristo, Señor e Hijo de Dios’, ‘El Espíritu Santo como amor-don’ y ‘La Iglesia. Comunión de hermanos’ Sal Terrae

Título: Cristo, Señor e Hijo de Dios

Autor: Bernard Sesboüé

Editorial: Sal Terrae, 2014

Ciudad: Santander

Páginas: 176

JOSÉ MARÍA AVENDAÑO PEREA | Estas tres obras constituyen una breve y sencilla invitación a descubrir y confesar los cimientos de la fe cristiana guiados por la Trinidad Santa.

  • En Cristo, Señor e Hijo de Dios, Bernard Sesboüé, jesuita y teólogo, responde a Frédéric Lenoir por su libro Comment Jesus est devenu Dieu (Cómo Jesús se convirtió en Dios), una obra que propone,“una reducción radical del misterio de Cristo al ámbito de una razón inmediata y más fácil de aceptar… Jesús fue un líder religioso excepcional, pero no pasó de ser un hombre”. Esto supone para el cristiano la negación de la afirmación central y de todo lo que esta implica: “El misterio trinitario se desvanece, la afirmación prodigiosa y desconcertante de que Dios ama al hombre hasta darle a su Hijo desaparece, la comunión viva y vital del hombre con Dios por el don del Espíritu Santo no tiene fundamento”. A lo largo de tres capítulos (“La confesión de Jesús como Hijo de Dios en el Nuevo Testamento”; “Jesús, Hijo de Dios, durante los siglos II y III”; “De Nicea a Calcedonia. ¿Por qué la divinidad de Cristo es objeto de constante debate?”), el autor nos ofrece un itinerario para consolidar nuestra fe cristiana. Mientras los puntos resaltados por Lenoir constituyen una revisión desgarradora de la fe, Sesboüé nos recuerda que un Dios que no es trinitario no es el Dios de Jesucristo, ni el Dios de los cristianos, pues la respuesta al problema de Dios y al ateísmo moderno solo se puede ofrecer desde el Dios de Jesucristo, el credo trinitario. No hay que dejar en segundo plano este misterio para facilitar el diálogo con religiones monoteístas como el judaísmo y el islam, no se ha de renunciar a la identidad original de Dios; el verdadero diálogo interreligioso ha de partir de lo que cada uno es en verdad.

Título: El Espíritu Santo como amor-don

Autor: Francesco Lambiasi

Editorial: Sal Terrae, 2014

Ciudad: Santander

Páginas: 96

  • Francesco Lambiasi, obispo de Rimini, en su pequeño libro sobre El Espíritu Santo como amor-don, nos anima a considerar que “el edificio entero de la fe cristiana depende de la confesión de esta verdad”. No se puede creer en Dios Padre, ni en Jesús como Hijo de Dios y salvador del mundo, ni en la Iglesia, ni en los sacramentos o en la vida eterna, si no creemos con la misma fuerza y al mismo tiempo en el Espíritu Santo. Todo ello hace que nos preguntemos: ¿qué sería Dios sin el Espíritu Santo? ¿Qué sería Jesús sin el Espíritu Santo? ¿Qué sería el mundo sin el Espíritu? ¿Qué sería el hombre sin su soplo divino? ¿Qué sería la Iglesia sin su alma interior, sin la silenciosa respiración de la santidad? A través de sus cuatro capítulos (“El acontecimiento del Espíritu”, “El origen del Espíritu”, “La obra maestra del Espíritu” y “La vida en el Espíritu”), Lambiasi nos adentra en quien verdaderamente conduce la nave de la Iglesia y quien hace que vivamos en el amor de Dios derramado en nuestros corazones, para terminar clamando “¡Ven, Espíritu Santo, ven!”. Con el Espíritu Santo, Jesucristo, el Señor resucitado, está presente; el Evangelio es fuerza de vida; la Iglesia es signo de comunión trinitaria; la autoridad es servicio y liberación; la misión, un Pentecostés; la liturgia es memorial y anticipación; y el actuar humano se deifica. “Ven, fuente de belleza y bondad; ven, germen de la alegría perfecta” son las hermosas palabras con que concluye el autor.

Título: La Iglesia. Comunión de hermanos

Autor: Severino Dianich

Editorial: Sal Terrae, 2014

Ciudad: Santander

Páginas: 104

  • Finalmente, La Iglesia. Comunión de hermanos, obra del sacerdote y profesor Severino Dianich, nos presenta una descripción de la Iglesia que puede resultar muy útil a tantos católicos que hablan de ella con generalidades, ignorando las experiencias que se viven cada día. “La realidad cotidiana de la Iglesia, que se desarrolla en la modestia, y muchas veces en la pobreza…, hasta en los rincones más perdidos y desconocidos del mundo, en una vida de fe y en el compromiso de vivir el amor fraterno hacia todos, no es noticia”, lamenta el autor. Sin embargo, cuando compartimos con pasión la vida de la comunidad cristiana, encontramos en ella el hondo sentido de la búsqueda de Dios; y este vivir se lleva a cabo junto a muchos otros hermanos, compartiendo la misma fe en el Señor Jesús, lo que constituye el fundamento de la auténtica esperanza. A lo largo de ocho capítulos, Dianich recorre la vida de la Iglesia: desde lo que la fe cree a los gozos y esperanzas, tristezas y angustias de la comunidad eclesial, pasando por sus fuentes de energía, sus pastores y su misión. Y es que, cuando confesamos “creo en la Iglesia”, asumimos la conciencia de que sin ella no tenemos a Cristo.

Gracias a los tres autores por compartir su experiencia cristiana de Dios con sabia pedagogía, y a la editorial Sal Terrae por permitirnos descubrirla.

En el nº 2.926 de Vida Nueva

Actualizado
23/01/2015 | 04:09
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