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‘Ciencia y fe en el padre del Big Bang, Georges Lemaître’


Un libro de Dominique Lambert (Sal Terrae / Universidad Pontificia Comillas) La recensión es de José Manuel Lozano-Gotor

Ciencia y fe en el padre del Big Bang, Georges Lemaître, Dominique Lambert (Sal Terrae/Universidad Pontificia Comillas)

Título: Ciencia y fe en el padre del Big Bang, Georges Lemaître

Autor: Dominique Lambert

Editorial: Sal Terrae / Universidad Pontificia Comillas

Ciudad: Santander / Madrid, 2015

Páginas: 244

JOSÉ MANUEL LOZANO-GOTOR | Georges Lemaître (1894-1966), sacerdote y cosmólogo belga, contribuyó decisivamente a moldear la actual visión del cosmos. Discípulo de Eddington, de él dijo Einstein en 1933 que era quien mejor había entendido sus teorías. Y eso que su relación no resultó fácil, pues Lemaître fue uno de los primeros en defender, a partir de las ecuaciones de la relatividad general y según las observaciones de Hubble, que el universo está en expansión, posibilidad que durante un tiempo repugnó a Einstein por razones filosóficas.

Y si el universo se expande, es lógico pensar que en el pasado ocupaba un espacio menor, cada vez más pequeño conforme se va hacia atrás en el tiempo, hasta quedar concentrado en un “átomo primitivo”. Esta hipótesis, formulada en 1931, encontró el rechazo de la mayoría de los físicos, Einstein incluido, que veían en ella una estrategia para defender la creación sobrenatural del mundo. Pero en 1964 se descubrió por casualidad la radiación de fondo de microondas, predicha por la hipótesis del abate belga, y todo empezó a cambiar…

En medio de esta sobresaliente actividad científica, Lemaître nunca descuidó su vida de presbítero, vinculada desde el inicio a los Amigos de Jesús, una fraternidad sacerdotal diocesana. En ella cultivó un camino interior marcado por la unión con Jesucristo en la oración, así como por la renuncia y la entrega personal. Además, la relación con otros miembros del grupo mantuvo siempre vivo su celo apostólico. Tampoco flaqueó en ningún momento su compromiso con la Iglesia, como lo prueba su activa participación en la Pontificia Academia de las Ciencias, que presidió entre 1960 y 1966. Todo ello es narrado por Dominique Lambert, quien ha llevado a cabo una rigurosa investigación en archivos, con gran atención a los detalles a la vez que con loable agilidad.

Otra aportación del libro es el intento de sistematizar la visión que el sacerdote de Charleroi tenía de las relaciones entre ciencia y fe. En sus escritos juveniles opta por una exégesis simbolista de los primeros capítulos del Génesis y defiende un cierto concordismo centrado en el concepto de “luz”. Ello prepara el terreno a la hipótesis del “átomo primitivo”. Pero una vez esbozada esta, comienza a acentuar las diferencias y a entender ciencia y fe como dos caminos autónomos hacia la única verdad que deben respetarse mutuamente para evitar interferencias indebidas que lastren su fecundidad.

Este enfoque se basa en la idea del Deus absconditus, que permite conciliar la afirmación de que Dios está presente y activo en el mundo con la convicción de que no se llega a él por medio de la racionalidad científica. Dos interesantes capítulos, uno dedicado a comparar a Lemaître con Pascal y Teilhard, y otro a analizar su reacción al discurso de Pío XII sobre las pruebas de la existencia de Dios (1951), ayudan a valorar mejor tal planteamiento.

El libro se cierra con una conferencia inédita de Lemaître, Universo y átomo (1963), que el autor ha rescatado de la biblioteca de su universidad en Namur.

En el nº 2.980 de Vida Nueva

Actualizado
11/03/2016 | 00:39
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