Editorial

Relevo misionero para Isa Solá

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EDITORIAL VIDA NUEVA | El 2 de septiembre la misionera Isa Solá fallecía en un robo tras recibir dos disparos en Puerto Príncipe. La presencia de los misioneros en zonas de guerra o donde la pobreza obliga a una supervivencia sin escrúpulos provoca que su día a día sea un acto de heroicidad.

Esta religiosa de Jesús-María era consciente y su entorno lo sabía. Sin embargo nada la detuvo. “Aquí seguiré, mientras Dios lo quiera”. Así lo certifican las cartas inéditas que recoge el Pliego y que atestiguan cómo su labor de promover la reconstrucción del país tras el terremoto de 2010 evidenciaba la huella del Dios que no abandona: “Lo que no se destruye es el amor, los que me aman y los que amo”.

El Domund 2016, en su 90º aniversario, se celebrará con el lema Sal de tu tierra, una máxima que Solá encarnó hasta el último instante. Sin ella seguirán el taller de ortopedia y la clínica móvil que fundó, en manos de los profesionales locales a los que promocionó para que, como haitianos, fueran los protagonistas del futuro de su país. En cambio, deja huérfano un proyecto escolar a punto de nacer.

Su muerte es hoy una llamada a la Iglesia de la vieja Europa a ser generosa en promover las vocaciones misioneras para dar relevo a Isa.

Publicado en el nº 3.002 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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