Editorial

Los jóvenes que conviven sin casarse, otra oportunidad

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EDITORIAL VIDA NUEVA | Una de las novedades significativas que se dieron durante las sesiones del Sínodo de la Familia, y que se plasmó posteriormente en la exhortación apostólica Amoris laetitia, fue el cambio de actitud ante aquellas situaciones que no se corresponden con las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio.

Sin pasar por alto que se trata de modalidades irregulares, los padres sinodales dieron el salto de contemplar este tejido social como un fracaso para descubrir en estas relaciones elementos constructivos de los que partir para edificar una pastoral familiar de máximos, pero realista. Esta visión no está exenta de miedos, sobre todo de quienes temen que esta mano tendida al que está fuera se interprete como un “todo vale” o se traduzca en un “coladero”.

Frente a esto, Francisco ha instado a dar un paso más a los párrocos, durante una audiencia con los participantes en un curso de formación de la Rota Romana. El Papa les ha invitado a promover “el encuentro y la acogida de aquellos jóvenes que prefieren convivir sin casarse”. Ante esta oportunidad de construir familia, no se requiere de más protocolos que aplicar lo que el Papa llama “el estilo propio del Evangelio”. El estilo de la misericordia.

Publicado en el número 3.026 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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