Editorial

Indiferencia ante el sufrimiento ajeno

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En la India son los intocables, un grupo humano de parias, excluido de cualquiera de las castas. En Colombia son los intocados, ese grupo que se asienta en las ciudades, en elegantes viviendas, con apretada agenda de eventos sociales y que no ha sido tocado por la violencia. El tema de la guerra y de la paz para ellos es un asunto ajeno.

¿Incide de alguna manera esa indiferencia en la construcción de la paz? ¿Es posible que la paz sea menester de solo una parte de la población?

Mirar el sufrimiento de los más débiles como algo ajeno
es síntoma de una enfermedad social

Para una persona que ha padecido en carne propia las crueldades de la guerra resulta imposible que esa historia se reduzca a una teoría o que pueda ser mirada como algo distante o ajeno, o solo como tema de especulaciones. Pero cuando esa indiferencia deja de ser una excepción y se encuentra como distintivo de clase, algo muy malo tiene que estarle sucediendo a la sociedad. Mirar el sufrimiento de los más débiles como algo ajeno y tan molesto es síntoma de una enfermedad social.

En Colombia la guerra se concentró en el campo. Señalaba el profesor Alejo Vargas, asesor en las conversaciones de La Habana, que las FARC son una organización que partió de dinámicas regionales y que su esquema de negociación incluía la participación de la sociedad como un elemento subsidiario. Así, las víctimas cayeron en la sala de negociaciones de modo inesperado porque, como sucede en el campo y en las periferias, el concepto y el dolor del campesino no se tienen en cuenta.

Si desde la ciudad se lo ignora y se lo mantiene a distancia, en los campos de la guerra se lo silencia. Tal ha sido la historia de la guerra y de la paz, marcada por la indiferencia y el distanciamiento que imponen los intocados.

La sensibilidad que le faltó a ese 60 por ciento de abstencionistas e indiferentes abundó en el jurado del premio Nobel de Paz. Ninguno de esos jurados ha conocido de modo directo la realidad de nuestra guerra ni la intensidad de nuestro sufrimiento. Sin embargo, para ellos las versiones de terceros fueron suficiente argumento para concluir que la tarea del presidente Santos secundada por el pueblo es un ejemplo para el mundo.