Editorial

El populismo mesiánico

Compartir

portada VN Donald Trump, el mesías republicano 2998 julio 2016 pequeña

EDITORIAL VIDA NUEVA | La Convención Republicana de Cleveland ha coronado a Donald Trump como su candidato a la Casa Blanca. Más allá de la polémica y las fracturas generadas dentro y fuera de su formación, el multimillonario ha sabido jugar todas sus bazas para situarse a un paso de la presidencia de Estados Unidos, si la candidata demócrata Hillary Clinton y los votantes no se lo impiden.

Con un discurso tan simple como efectista, lo cierto es que Trump ha conquistado a las bases del partido con el mayor número de apoyos y votos desde que existe el sistema de los caucus y las primarias. Y eso que en algunos casos rompe con los postulados republicanos tradicionales, como la defensa del mercado libre o el intervencionismo en política exterior.

Desde ahí, Trump ha prometido salvar a los norteamericanos de aquellos que ha etiquetado como enemigos de la patria desde un reduccionismo efectista: el inmigrante ilegal convertido en una amenaza para la prosperidad del país o el musulmán como un criminal en potencia solo por el hecho de profesar esa religión.

Trump convence a una sociedad cristiana
a través de un discurso de miedo y sospecha,
con soluciones salomónicas, excluyentes y antievangélicas.

La acogida de este discurso se entiende en el marco de un país que, a pesar de contar tan solo con un 4% de parados, registra un alto índice de desigualdad en materia educativa, sanitaria y en salarios. Este clima le abre puertas a contagiar el miedo y la sospecha.

Ante esto, Trump ofrece soluciones salomónicas, excluyentes, xenófobas, antievangélicas y anticonstitucionales para resolver problemas de una gran complejidad.

El respaldo a esta oratoria demagógica alejada de los parámetros de la política tradicional –en una nación que se confiesa cristiana– lleva tras de sí el sello de un populismo de nueva generación que, en los últimos tiempos, ha encontrado un caldo de cultivo tal vez inesperado en países con una solida tradición democrática y raíces cristianas. Véanse Podemos, Syriza o el Frente Nacional. Incluso el triunfo del Brexit en las urnas de Reino Unido podría entenderse como una reacción desde la indignación al orden establecido y que apela a una nostalgia irreal. Así lo refleja el lema del líder republicano: “Hacer una América grande otra vez”.

Esta postura extremista, sea a derechas o a izquierdas, alimenta la división y, como poco, acrecienta la confrontación. De ahí el peligro que supone la candidatura de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Su éxito invita a una reflexión sobre la razón y el devenir de este mesianismo pragmático. Porque en manos de los votantes norteamericanos no solo está el destino de un país, sino de la primera potencia económica de la que depende, en parte, la estabilidad del resto del planeta.

En el nº 2.998 de Vida Nueva. Del 23 al 29 de julio de 2016

 


LEA TAMBIÉN: