Editorial

CEE: votos para ser motor o remolque

Compartir

portada VN Asamblea Plenaria CEE 3026 marzo 2017 pequeña

EDITORIAL VIDA NUEVA | El 13 de marzo, los obispos españoles están convocados a la Asamblea Plenaria que escogerá no solo al presidente de la Conferencia Episcopal Española, sino la composición de otros órganos de gobierno que guiarán a la Iglesia española en los próximos tres años para aplicar el actual plan pastoral, aterrizando las reformas vaticanas y dinamizando su presencia en la esfera pública.

De ahí la relevancia de estas elecciones, en tanto que detrás de cada nombre no solo hay un rostro con dones y debilidades personales, sino que se vislumbran sensibilidades eclesiales diversas que parecen haberse acentuado en los últimos tiempos. Nuestro país ha replicado parte de la desconfianza generada por el proyecto de Francisco en la Curia romana. Estas diferencias se han puesto ya de manifiesto ante hechos como las relaciones con la nueva política o la aplicación de Amoris laetitia.

A la vista está que los pastores se enfrentan a no pocos desafíos que exigen abordarse en plena comunión, con la integración de las voces de todos los católicos españoles. En clave interna, supone decantarse o no con sus votos hacia un modelo sinodal con un liderazgo colegiado, que tenga en cuenta a toda la diversidad eclesial, desde la vida religiosa a los movimientos, pasando por el feligrés de a pie.

Resulta providencial que la Asamblea Plenaria
arranque al cumplirse cuatro años de la elección de Bergoglio.
Los obispos españoles confirmarán con sus votos
si apuestan por una Iglesia en salida
y servidora de los pobres.

Solo desde una cultura del encuentro intraeclesial se puede afrontar la actual encrucijada política con autoridad. Por eso, con su voto, los obispos expresarán su modus operandi ante la realidad social. No es lo mismo reivindicar el derecho a la vida o a la libertad religiosa a la defensiva, a través de un cordón sanitario, que desde el diálogo y la negociación, aun cuando la prudencia y discreción puedan parecer un signo de debilidad.

Aquí se circunscribe la tentación nostálgica que no solo lleva a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, sino a pensar que esas fórmulas que sirvieron para entonces son válidas para hoy. Caer en este error, en postulados autorreferenciales, supone dar la espalda a los signos de los tiempos. De esta manera, los obispos podrán decantarse por ser motor de cambio junto su pueblo, o mantenerse a remolque al margen de una mayoría ciudadanía que, con sus contradicciones, se siente católica.

Resulta providencial que esta Plenaria arranque precisamente el día en que se cumplen los cuatro años de la elección de Jorge Mario Bergoglio como Papa. Hay quien podría establecer un paralelismo y evocar un cónclave a la española, a modo de referéndum sobre las tesis franciscanas. En cualquier caso, se revela como una oportunidad para expresar un respaldo unánime a un modelo de Iglesia que busca vivir en salida y se define servidora de los pobres.

Publicado en el número 3.026 de Vida Nueva. Ver sumario

 


LEA TAMBIÉN: