Editorial

Año nuevo, Vida Nueva

Compartir

Empieza el año y con él se inician actividades, se concretan propuestas, se piensan nuevos caminos, se preparan procesos, todo para andar en los próximos meses. Parece que la vida renace cargada de energía.

Ya ha pasado la Navidad y fue ayer que levantábamos nuestras copas para recibir al año nuevo. Muchos vuelven de sus vacaciones mientras otros tantos recién las empiezan a disfrutar. Es que en esta parte del mundo el verano acompaña el culmen de un año y el comienzo del otro, en medio del calor estival que ayuda a florecer y a no quedarse encerrado.

Y con este aire renovado aparece el primer número del año de Vida Nueva, una edición como tantas otras, pero que va dejando de lado un diseño, un concepto, y va empezando a abrazar un nuevo estilo visual; se va metiendo en nuevos dispositivos y sigue profundizando la experiencia digital accesible para todos, en cualquier momento y lugar.

Y en este primer número del año le dedicamos especial espacio a Arturo Sosa, el superior general de los jesuitas. Y no lo hacemos por tratarse de una de las personas más importante de una de las congregaciones con mayor trayectoria en el historia de la Iglesia, sino porque para él, “la vida no se limita a lo que hoy puedo encontrar por la vida; lo imposible es que podamos imaginar, esperar y propiciar aquello que hoy nos parece imposible”.

Vida Nueva va dejando de lado un diseño, un concepto
y va empezando a abrazar un nuevo estilo visual,
accesible para todos, en cualquier momento y lugar.

También le damos un lugar destacable a Raúl González Fabre. En el Pliego nos plantea un fenómeno que ha alcanzado el papa Francisco: su impacto comunicacional y sus incesantes intervenciones morales en torno de la economía mundial. Y frente a este análisis nos preguntamos: ¿escuchan al Papa los economistas?

Además de la actualidad eclesial en nuestra región, el Papa nos sigue sorprendiendo, y Trump también.

Con estos temas centrales, arrancamos el año, abriendo caminos a los desafíos que nos interpelan en cada momento para poder estar a la altura de, como cualquier cristiano, propiciar la entrada de aire fresco en la Iglesia.

Por eso, a cada uno de nuestros lectores, queremos desearles un buen año, cargado de paz, salud, amor y trabajo, y también, de iniciativas, proyectos y desafíos.