Si Francisco de Asís volviera hoy…


Compartir

“¿Alguna vez has pensado que Cristo vino para humanizar, por así decirlo, a la inmensidad? Cuando Dios se hizo hombre, me dio importancia. A mí ya todos los demás. Él no sólo nos redime. También nos ha salvado del terrible peso de la inmensidad”. Estas son las palabras con las que Mr. Blue da la bienvenida al narrador de una novela breve lanzada en 1928 en los Estados Unidos.

El narrador lleva a Blue a la terraza en la parte superior de un rascacielos, donde vive. Es un hombre normal, interesado por su carrera y su integración social, pero al mismo tiempo está profundamente fascinado. Es un joven con los ojos brillantes, que vive con poco pero siempre es feliz, que ama la belleza del mundo, los grupos de música, la gente sencilla y generosa. A partir de ahí, da pistas para reconstruir su historia – algo realmente difícil, dadas las condiciones en el que vive el protagonista – y sobre todo para transcribir sus palabras, siempre imprevisibles e inquietantes.

De hecho, es un personaje que busca – y en gran parte puede- convertirse en un nuevo San Francisco desde la modernidad de una ciudad contemporánea. El autor del libro, Myles Connolly (1897-1964), escritor y periodista de formación católica en “Boston Post”, que entonces trabajaba como guionista en Hollywood en los años treinta, se imagina lo que sucedería si un joven con la original visión del mundo que marcó a Francisco de Asís viviera en una gran ciudad.

Una libertad vertiginosa y una felicidad llena de gratitud por los dones de Dios coexisten en el original Mr. Blue, con un agudo sentido de la necesidad, del sufrimiento que es fruto de su extraordinaria sensibilidad. Su amigo, el narrador, que no quiere entender su destino y siempre trata de traerlo de vuelta a una normalidad mediocre. Mr. Blue le responde con una tarjeta con las palabras del cura de Ars: “La cruz es el regalo que Dios da a sus amigos”.

Su fidelidad a la pobreza, le lleva a Mr. Blue a vivir entre los pobres, para narrar una historia que de otra manera nunca habría accedido a escuchar: la historia de Cristo. “Algunos de esos pobres ya son santos en potencia. Ves cómo se sienten alentados cuando hablan de la providencia de Dios”, confiesa a su amigo.

Espera que con el tiempo otros puedan seguir su ejemplo, asegurando que él se formó en el ejército de la Luz de Dios. Busca ser ejemplo para la gente que odia a los predicadores, viviendo con un maravilloso ejército de mendigos desconocidos y anónimos.

En un duro invierno, el frío, el narrador sitúa el protagonista en el hospital, donde había terminado atropellado por un coche mientras trataba de llevar a casa a un compañero de trabajo que había bebido demasiado. “Qué suerte para mí estar aquí”, dijo Blue, rodeado de personas enfermas: “Son las almas más bellas. Sólo en un lugar como este se puede aprender a entender todo el dolor en el mundo …”.

A la noche siguiente Mr. Blue muere, dejando sumergido en un desesperado anhelo a su alter ego, que es el narrador, un hombre normal, que quiere disfrutar de la vida desde el tener.

Pequeña joya de la ficción americana traducida al italiano por primera vez, este libro de Myles Connolly, es la leyenda de un hombre puro, que quiere para llevar a la humanidad de nuevo a la búsqueda de la alegría. Una historia de tremenda actualidad hoy.