Fernando Vidal, sociólogo, bloguero A su imagen
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

Edie Harper y Daniel ante los leones de la muerte


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El ‘Daniel’ de Edie Harper comparte la iconografía de su obra ‘La Escalera de Jacob’. El cuerpo de ambas figuras bíblicas están reducidas a una columna vendada –que representa sus vestiduras- y un rostro que parece permanecer ajeno a la escena.

Daniel ante los leones Edie Harper

En este caso, Daniel ha trascendido el pánico a los leones y duerme confiado en Dios ante las fauces de las fieras. Once leones forman pacificados ante Daniel. Cinco de ellos muestran su faz y de los otros seis tan solo recibimos su mirada al fondo del foso. Harper ha pensado el foso al que arrojaron a Daniel como una tumba. La propia disposición del cuerpo inerte de Daniel no deja de recordar ese carácter sepulcral. Alrededor del oscuro espacio hay una construcción que lo hace subterráneo y aparentemente cerrado.

Quizás Edie piensa que el relato de Daniel en el foso de los leones nos lleva a pensar en el hombre ante la muerte. La historia que hace que Daniel no sea dañado por los leones podría ser leída como la intocabilidad del alma ante la muerte.

La muerte es la fiera salvaje más temida ante la que el hombre se entrega y Edie nos llama a afrontarla con la actitud confiada de Daniel. La inocencia de los caracteres de los Harper aparece aquí con mayor razón: Daniel es inocente y la muerte no toca su cuerpo. De igual modo que Daniel superó la prueba y emergió del foso, también resucitará la carne del cristiano.

Los leones se muestran hieráticos. No miran a Daniel, sino que nos interrogan a nosotros, los observadores. Posan junto a él y casi diría que lo custodian. Una forma sutil y elegante de hablar de la buena muerte. Si esta interpretación es verosímil, entonces hay que admirar el modo sencillo, pacífico y discreto que Harper tiene de hablar de una cuestión tan tabú pero a la vez omnipresente en la Biblia.