Desierto espiritual


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El dramático caso del pequeño Charlie Gard pone de manifiesto las lagunas de la proliferación de la cultura del descarte que denuncia con frecuencia y enérgicamente el  Papa, así como de una visión puramente técnico-científica del ejercicio de la medicina.

Se llega a provocar tal desconfianza a su costa que puede llegar a destruir la básica alianza terapéutica entre el paciente –o en este caso su familia- y los médicos, por un parte,  así como fomentar el engaño y la instrumentalización de las noticias, por otro.

Algunos medios de comunicación, sobre todo en Italia, se han distinguido por reconstruir este trágico suceso como un tema de conflicto ideológico, como una ocasión para tomar partido políticamente a favor o en contra de la eutanasia. Sin embargo, la desgarradora historia del pequeño Charlie Gard no es aquí el verdadero problema.

El término “desenchufar”, que he escuchado estos días de forma repetitiva,  evoca inmediatamente un acto de eutanasia y no la posibilidad de poner fin a un encarnizamiento clínico para reemplazarlo por cuidados paliativos.

¿Esta visión no tendría que ser rebatida alguna vez? En el caso británico que nos atañe, tenemos elementos para responder, pero sabemos que, en un mundo que exige a la ciencia que venza a la muerte con todos los medios posibles, cada vez es más difícil encontrar un lugar para la aceptación dolorosa pero inevitable de la muerte.

También para los médicos se torna difícil tratar de encontrar las palabras para explicar a unos pobres padres desesperados que su tormento será inevitable, para planteárselo desde la humanidad y la caridad.

Aquí lo que ha faltado –para entendernos- es un horizonte humano y espiritual más amplio en el que circunscribir, aunque no se pueda explicar, el misterio del dolor en la infancia, y en general, el misterio del sufrimiento.

Buscar una esperanza médica, a menudo engañosa, sin dejar que aquella pobre criatura pueda morir con el menor dolor posible, pero aceptando este trágico destino, es el reflejo del desierto espiritual moderno, el otro rostro de la eutanasia y de una mentalidad que se está volviendo cada vez más habitual.