Fernando Vidal, sociólogo, bloguero A su imagen
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

Caminar sobre todas las aguas, de Makoto Fujimura


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Caminar sobre el agua-Azurita es una de las creaciones más importantes del artista nipón-estadounidense Makoto Fujimura –’Walking on Water-Azurite’ (2012)–. Es una obra imponente; un cuadro de gran formato, de 2 x 3,5 metros, que es difícil de concebir sin contemplar en directo. Las fotos no le pueden hacer justicia, el espectador tiene que verlo por sí mismo.

Esta es quizás a primera característica de las obras de Fujimura: para poder descubrir su valor y mensaje, tienen que ser vistas personalmente. Como toda auténtica experiencia artística y espiritual, la persona debe estar cara a cara. Cada obra de Fujimura es un acontecimiento, un encuentro del que no caben copias ni sucedáneos. Te necesita a ti ante él. No obstante, intentemos adentrarnos en su comprensión.

El arte Nihonga de Fujimura

La característica que hace que las obras de Makoto necesiten nuestra presencia personal ante ellas, procede de la escuela en que se inscribe su trabajo, la “Pintura al estilo japonés” o, literalmente traducido, Nihonga. Fusiona esta tradición con la abstracción occidental y genera creaciones de profunda espiritualidad y sofisticación.

Fujimura es uno de los más destacados representantes actuales del Nihonga, junto con Keizaburo Okamura (crea unos muros inquietantes, con grandes pinturas que parecen parte de ritos arcaicos de las cavernas) o las esplendorosas y asombrosas cascadas de agua de Hiroshi Senju.

Nihonga es el nombre Menji que se le dio a la pintura autóctona, en contraste con la tradición occidental -denominada Yoga. El soporte de los cuadros es seda o papel japonés. Un género de Nihonga usa solamente tinta china (el Sumi-e, importado de China) y nos regala esos cuadros japoneses que constituyeron en el siglo XIV un Renacimiento japonés. Actualmente, quizás el mejor exponente asiático del Sumi-e sea el chino Wang Nong.

La pintura Nahonga policromada se caracteriza por una relación muy táctil con la materia. Toma minerales, corales, conchas o piedras preciosas como la malaquita, el cinabrio o la azurita y las reduce a arena con sus pigmentaciones naturales. El procesamiento de esa materia con que se pinta es crucial. Las pigmentaciones arenosas se convierten en líquidos con diferentes espesuras o distintos grados de acuosidad.

El respeto al producto y la admiración por su belleza forman una ascesis artística de fuerte alcance espiritual. Toma la creación del mundo y logra destilarla en una arena que constituye el elixir, la esencia, el alma de las cosas. Especial protagonismo tienen las hojas de metales preciosos, oro o plata generalmente. La Nahonga extiende capas y hojas de materia que dialogan unas con otras. Crean contrastes, mezclas, gradaciones, relieves de arena que vuelven nuestra mirada pacífica y sutil.

Fujimura no usa instrumentalmente el material con que crea, sino que este nunca pierde su identidad. La materia siempre sigue hablando por sí misma. Makoto Fujimura invita a las piedras a cantar.

Caminar sobre el agua es un buen ejemplo de arte Nihonga, en el que usa yeso pulverizado y azurita. El cuadro tiene un granulado que nos recuerda a las salpicaduras de la propia superficie del agua. Por un lado, tenemos una gran superficie clara en la que el yeso consigue una pintura tersa, suave y homogénea. Sobre ella estalla una explosión de azurita que deja su rastro. La azurita espolvoreada no ha perdido la forma prismática de cada uno de sus granos. Cada prisma de azurita brilla en el cuadro, refleja la luz y nuestra mirada. Podía ser el rojo de la sangre pero aunque representa el agua azul, no tienen menor dolor.

Caminar sobre el Tsunami de Fukushima

El viernes 11 de marzo de 2011 un descomunal terremoto de 9 grados de magnitud sacudió la costa oriental de Japón y causó un maremoto con olas superiores a los 40 metros. Nunca había sido registrado un terremoto mayor en Japón y los estragos causaron casi 20.000 fallecidos. Afectó principalmente a la región de Tohoku, donde la devastación de hogares e infraestructuras fue masiva. Cien mil niños se quedaron sin hogar.

El impacto global fue todavía mayor cuando inmediatamente provocó la catástrofe de las centrales nucleares de Fujushima. A eso se debe que, aunque oficialmente se denomina Terremoto de Tohoku, popularmente sea conocido como el Terremoto de Fukushima.

El cuadro Walking on Water es una elegía en memoria del Terremoto de Fukushima, las 20.000 personas vidas perdidas y los cientos de miles de vidas rotas. La composición es un planeta derramado, como si hubiera quebrado la cáscara y el planeta Tierra tuviese una pérdida irremediable de su alma azul.

La pintura ha estallado contra la superficie de yeso, recoge la violencia del terremoto y el sangrado caótico que desparrama. Si un manotazo arrojara el planeta azul contra una pared del cosmos, puede que también rompiera en esa mancha y la humanidad ahogada entre sus sacudidas.

El cuadro expresa dolor, rotura, el vandalismo de una tierra que parece ignorar que vivimos sobre su piel. La terrible mancha es el tsunami destrozando todo a su paso, sin consideración por ancianos o niños, quebrando los pilares de nuestra civilización sin esfuerzo ni conciencia, ciego como un animal que se desploma herido contra el mundo.

Fujimura deja parte del cuadro con una superficie terrosa, la textura de un seco satélite lejano, los terrones desechos de un suelo estéril, una minúscula resistencia de la tierra sobre la que se abalanza la gran explosión azul del Terremoto de Fukushima.

La mancha virulentamente quebrada contra el yeso en un mar de disparos es el Tsunami tanto destrozando todo que incluso se rompe a sí mismo, deja caer su cuerpo contra la tierra con un rastro de sufrimiento para el que no hay palabras. No se puede nombrar la devastación de 20.000 vidas en un instante bajo el manto del océano desencadenado. Esa secuencia que pinta Fujimura es el ideograma con el que poder llamar al Tsunami. Pero, a la vez, el Tsunami no tiene la palabra.

Makoto hace que Cristo camine incluso sobre las más violentas aguas. La asociación del Tsunami de Fukushima con Jesús andando sobre las aguas es muy sorprendente. Cristo vence a la muerte bajo su pie. Y nos guía a la Humanidad para atravesar a pie sobre las brasas de esa ola desatada en dolor.

El actor y escritor estadounidense Evan S. Koons, en su blog Letters to the Exiles, comentó sobre esta obra que “Walking on Water es una reflexión sobre la horrible verdad de que el mundo es un lugar roto, que vivimos en el exilio. Lo que es más, Walking on Water es una respuesta a ese exilio, donde ya hay belleza, verdad y bien. La esperanza coexiste con el dolor” (Koons, 2014).

Cristo abre un camino sobre el Tsunami, como Moisés invocó un camino abriendo las aguas del Mar Rojo como un manto en dos mitades. Cristo camina sobre el Tsunami, no aparta la muerte, no retira el sufrimiento sino que nos hace capaces de pisar sobre ese suelo doloroso sin perder la esperanza. Es comprensible que no parezca posible, que no solamente tantos cuerpos sino nuestro propia confianza en la vida quede ahogada bajo catástrofes de esa envergadura. Pero Jesús caminó y sigue caminando sobre todas las aguas y todo lo que hace agua.

El cuadro se puede ver también como la salpicadura que deja el paso de Jesús sobre el agua. El hueco azul que deja su huella en el mar y el agua que salta tras tomar impulso a la siguiente pisada. La huella de esperanza de Cristo no desaparece nunca en la tierra, en el mar, en la brasa ni el viento; es imborrable. Walking on Water-Azurite, de Makoto Fujimura hace brillar con destellos azules que Cristo es la Palabra y tiene la última palabra, aquella capaz de sostenerse y atravesar sobre todo mar.

La serie Walking on Water

En una nota que Fujimura publicó en la revista del Instituto de Música Sagrada de la Universidad de Yale, apunta que forma parte de una trilogía realizada en 2012. El primer cuadro fue ‘Walking on Water – Flight’ y el tercero ‘Walking on Water – Banquo’s Dream’. Este último fue inspirado por la actuación del hijo de Makoto en una representación de Macbeth.

En 2016, realizó tres nuevas versiones de la obra que comentamos: ‘Walking on Water-Azurita II’ (también de gran soporte, 213 x 335 cm.); ‘Walking on Water-Grace’ (123 x 183 cm.); y ‘Walking on Water – Waves Study’ (69 x 115 cm.). A ellas habría que añadir otra que tituló ‘Waves (Study)’ y que forma parte de la misma investigación.

Makoto Fujimura Walking on Water Waves

La segunda versión, ‘Walking on Water – Azurite II’, de 2016, es una notable variación. El dinamismo del cuadro es diferente. Si en la primera versión de 2012 era un derrame de derecha a izquierda desde la esquina superior, en esta segunda visita al tema en 2016, la superficie aparece divida a la mitad. El eje central recibe la caída de la masa de azurita: es una ola reventando con tal masa que constituye un paisaje. Sobre él una mancha amenaza con tanta intensidad que parece el cuerpo de un titán: en la esquina superior derecha, la cabeza con dos ojos, bajo él dos pechos levantados y hacia abajo y derecha un tronco grueso y carnoso hecho de agua. Bajo el eje central podríamos llegar a ver un cuerpo derribado y ahogado en el que se clava el agua. Esta segunda lectura de Caminar sobre el agua, es más teatral, sus nubes de pintura permiten imaginar distintas figuras.

Fujimura Walking on Water - Grace

‘Walking on Water – Grace’, nos deja ver una huella casi completa de Jesús. Cristo no pasa de puntillas por el dolor sino que posa la planta completa de su pies, sin evitar nada. Los tonos del agua desesperada tienen trazas de azules más claros y un trazo verdoso que hace que hasta las olas dialoguen entre sí al paso del Señor.

Makoto Fujimara Walking on Water Waves

‘Walking on Water – Waves Study’, también de 2016 , como las dos anteriores, desafía a nuestra imaginación a que sintamos a Cristo caminando sobre una enorme ola que estalla en violenta espuma. Lleva el océano a su máxima rabia y se atreve a poner en medio de esa explosión el cuerpo de Cristo sin hundir su huella.

Todo el conjunto de la serie trata sobre la confianza, la esperanza y la victoria de Jesús sobre los mayores dolores y devastaciones de la historia humana.

Referencias