Reelegido para servir

Jesús Sánchez Camacho, periodistaJESÚS SÁNCHEZ CAMACHO | Periodista

El señor Martínez había sido ascendido a subjefe. El empresario reconocía que debería sentirse alegre y, sin embargo, espetaba: “No soy feliz”. Como sus compañeros, estaba acostumbrado a arrastrarse como si se tratara de un gasterópodo. Ahora, al señor Martínez le abrumaba tener que erguirse, adoptar la posición artificial de un bípedo y estar por encima de las “gentes que hormiguean las aceras, los que labran la tierra y los que alargan la mano porque tienen necesidad”.

Con esta fábula e ilustración, el 25 de marzo de 1967 (VN, nº 567), Francisco Izquierdo narraba la conversación entre el señor Martínez y su jefe superior, quien le ordenaba que se levantase y se pusiera en pie como las personas de rango. Sin embargo, al nuevo subjefe le daba vértigo pensar en llegar a ser como su jefe, un gasterópodo convertido en pedestre “a fuerza de renuncias, de hipocresías y sucios juegos mentales”.

A lo largo de la historia, hemos visto a príncipes de la Iglesia encarnando la actitud del jefe superior de la fábula. Sin embargo, cuando Ricardo Blázquez fue incorporado al Colegio cardenalicio, con libertad, advirtió que él no era príncipe, sino servidor.

Esa actitud, que reproduce el nuevo perfil episcopal franciscano, le ha llevado a ser reelegido presidente de la CEE. Más aún, si desde su llegada en 2014 ha cumplido lo que acaba de prometer, que todas las voces sean escuchadas.

Publicado en el número 3.028 de Vida Nueva. Ver sumario

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