¿Qué es la felicidad?

Ginés García Beltrán, obispo de Guadix-Baza GINÉS GARCÍA BELTRÁN | Obispo de Guadix-Baza

Quizás no hay muchas cosas en las que todos los humanos nos podamos poner de acuerdo, pero, sin duda, una es la búsqueda de la felicidad. No conozco a nadie que no quiera ser feliz. De un modo o de otro, todos buscamos ser felices. Otra cosa será lo que entendemos por felicidad, o en qué consiste ser feliz.

El Papa, en la encíclica sobre la cuestión ecológica, nos regala unas palabras que me gustaría traer para mostrar un camino de felicidad, tal vez poco explorado por el hombre contemporáneo. Escribe el Pontífice: “En realidad, quienes disfrutan más y viven mejor cada momento son los que dejan de picotear aquí y allá, buscando siempre lo que no tienen, y experimentan lo que es valorar a cada persona y cada cosa, aprenden a tomar contacto y saben gozar con lo más simple. Así son capaces de disminuir las necesidades insatisfechas y reducen el cansancio y la obsesión.

Se puede necesitar poco y vivir mucho, sobre todo cuando se es capaz de desarrollar otros placeres y se encuentra satisfacción en los encuentros fraternos, en el servicio, en el despliegue de los carismas, en la música y el arte, en el contacto con la naturaleza, en la oración. La felicidad requiere saber limitar algunas necesidades que nos atontan, quedando así disponibles para las múltiples posibilidades que ofrece la vida” (n. 223).

Se trata de gozar de lo pequeño, de lo cotidiano, de lo que hacemos siempre. Para ser feliz no hace falta hacer cosas extraordinarias, o hacer algo nuevo y distinto cada día; basta con convertir lo ordinario en algo nuevo y hermoso, en un motivo para seguir adelante, en un camino de esperanza. Aunque pueda sorprendernos, la humildad y la austeridad de vida son un camino precioso a la felicidad.

Podemos aprovechar el tiempo de descanso estival para pensar en esto.

En el nº 2.949 de Vida Nueva

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