Los jóvenes pasan a la acción

JUAN MARÍA GONZÁLEZ-ANLEO, sociólogo | Los jóvenes han vuelto a sorprender. Una vez más. Prácticamente todos los especialistas en el tema juventud, ante la acuciante curiosidad de los medios, no hemos tenido más remedio que reconocer humildemente nuestra perplejidad. “Los especialistas –en palabras recientes de Javier Elzo– estamos desconcertados, no podemos hacer un pronóstico”. Las subscribo.

Pero este desconcierto dice mucho más de lo que a primera vista parece, y nos sirve más de punto de partida de nuestro análisis que de conclusión. ¿Por qué estamos “desconcertados” los especialistas en juventud? Porque, como se pone claramente de manifiesto en los datos arrojados por el informe Jóvenes españoles 2010 de la Fundación SM, el perfil de joven español actual se encuentra exactamente en las antípodas del tipo socialmente comprometido y que lucha por sus derechos (y menos aún por los de otros).  Solo algunos datos puntuales:

El porcentaje de jóvenes que no participa en ningún tipo de organización es del 81%, el máximo de los Informes  de la Fundación SM desde1982 y, por lo que se refiere a organizaciones de voluntariado, registra el porcentaje más bajo de participación de toda Europa; un insignificante 6,5% reconoce haber participado en algún chat sobre política o actualidad social; menos de uno de cada siete afirma haber pasado alguna vez algún sms o algún mail de acción política y, por último, un mísero 11% (un 15% menos que en el Informe de 2005) ha participado en alguna manifestación.

¿Cómo compaginar estos datos con la revuelta actual? Algunos analistas han argumentado que, a fin de cuentas, los jóvenes que han salido a la calle solo representan una pequeña minoría de la población total de jóvenes, e incluso, que menos de la mitad de los manifestantes son jóvenes, apenas el 45% según estimaciones de El País. Los escépticos, a la vista de tantos años ya de ¿complaciente? silencio juvenil ante la crisis socioeconómica y el dolce far niente de los políticos, menean la cabeza: “No durará, las aguas revueltas pronto volverán a su cauce”.

Aunque no carezcan de cierta razón estos argumentos, lo que ante todo demuestra esta revuelta es que la gravedad de la situación de los jóvenes ha vencido, ¡por fin!, a su apatía sociopolítica, y que, a pesar de su carácter socialmente retraído y a pesar de su poca confianza en este tipo de acciones, han dado, ¡por fin!, un paso al frente para protestar contra lo que consideran inaceptable: que unos políticos narcisistas y un poder económico despiadado hayan hipotecado su futuro. Así piensa la mayoría de los jóvenes, lo dicen todos los informes, no una simple minoría.

En el nº 2.755 de Vida Nueva.

ESPECIAL MOVIMIENTO 15-M

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