Sebastià Taltavull a las familias de los fallecidos en Mallorca: “Siempre estaremos con vosotros”

  • El obispo ha presidido la misa funeral por las víctimas de las inundaciones en el Levante mallorquín de la pasada semana
  • Sobre la mujer que perdió la vida salvando a su hija: “El amor de esa madre representa el amor de todos”

Misa funeral por los fallecidos en las inundaciones de Mallorca

“Aún estamos conmocionados por lo que sucedió hace una semana en el Levante de nuestra isla”. Con estas palabras comenzaba Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca, su homilía en la celebración de la misa funeral por las víctimas de las lluvias torrenciales que azotaron la isla balear y que ha sido celebrada en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores (Manacor).

Una conmoción tanto por aquellos que “han perdido la vida” como por “el drama que han vivido sus familiares”, sin olvidar a los que “han visto peligrar su casa” y han perdido todo lo que tenían. “Ha sido una catástrofe inesperada que ha hecho plantear muchas preguntas”, dijo Taltavull. “Un ¿por qué? que al instante se ha convertido en hechos, en una acción inmediata de trabajo y esfuerzo solidario por parte de todos”.

El obispo ha reconocido que el llanto del pueblo mallorquín ha “contagiado el dolor de unas familias que lo han perdido todo”, en especial aquellas que han perdido a un ser querido. Por este motivo, ha recordado a los presentes que los sacerdotes, las parroquias y tantas personas de buena voluntad que se han ofrecido “hoy y siempre están a vuestro lado”. “Compartimos la vida sencilla de unos pueblos que han quedado maltrechos de raíz y nos sentimos comprometidos con su rehabilitación, atendiendo donde haya más necesidad”, ha subrayado.

Un pueblo unido en la solidaridad

Taltavull ha recalcado que, desde el primer momento, “ha sucedido el milagro de la solidaridad y la ayuda incondicional”. Actos que han revelado “la valiosa categoría humana de los que han quedado más afectados por ayudar a salir a otros de esta lamentable situación”. Ejemplo de ello, es “la madre que salvaba a su hija, mientras ella exponía su vida y era arrastrada por la fuerza imparable de la riada”. “Esta madre representa el amor de todos”, ha subrayado.

“Siempre tendremos que reconocer la entereza y el testimonio que nos están dando estas familias, como también los innumerables profesionales y voluntarios para trabajar en tierra y en el mar que, sin descanso, no han parado para dedicarse a las tareas más duras y arriesgadas, como también lo han hecho los que se han ofrecido todo tipo de acompañamiento humano, espiritual y psicológico”, señaló. A estas personas, que Taltavull ha calificado como “héroes anónimos”, ha agradecido su ayuda, ya que “gracias a ellos y a ellas, muchos se han salvado, especialmente personas impedidas y ancianas”.

También ha hecho referencia al pasaje del Evangelio leído durante la misa, cuando, muerto Lázaro, su hermana Marta le dice a Jesús “si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”. “Suele ser nuestra forma espontánea de reaccionar cuando nos acecha alguna contrariedad, como si dijéramos ¿dónde estaba Dios cuando pasaba todo esto?”, ha dicho.

Tener la fe de Marta

“Contemplando a Jesús, en quien creemos, lo vemos también pronunciando quizá la pregunta más radical de su vida: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?’, y más que un grito de desesperación es la expresión de una plegaria confiada de quien da la vida porque ama y pasa por el duro trago de la muerte”, ha añadido, concluyendo que, con ello, “Jesús asume nuestra condición humana hasta el extremo”.

“Jesús le dice a Marta ‘tu hermano resucitará’”, dijo el obispo, animando a los presentes a pedir por “tener la fe de Marta”, que respondió “si” cuando Jesús le preguntó sus palabras: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá, y todo el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre”.

“La tristeza, al dolor, al duelo, la separación de las persones que amamos, los que creemos en Jesús le ponemos el consuelo de una esperanza que no defrauda”, ha explicado. Éste es nuestro compromiso de cada día: sembrar y hacer florecer brotes de esperanza, nuevos brotes de vida”, ha añadido.

Para finalizar la homilía, Taltavull ha recordado las palabras de Francisco: “En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible. Habrá muchas cosas oscuras, pero el bien siempre tiende a volver a brotar y a difundirse”.

Noticias relacionadas
Compartir